At home
At home
Es probable que, familiarizadas con internet, las nuevas generaciones puedan asombrarse de que la posesión territorial sea todavía un marcador de la potencia y que para garantizarla se emprenda la guerra. Hoy en día, en efecto, la competencia en primer lugar es tecnológica, y la dependencia está enlazada, por ejemplo, a la toma de posesión de los medios de comunicación.
El progreso técnico se ha vuelto así la búsqueda de la guerra por otros medios, de tal suerte que nos asombramos de que reivindicaciones territoriales sorprendentes puedan al mismo tiempo exponer, a riesgo de fatales destrucciones recíprocas, un anacronismo. Es cierto que para los interesados -China y Rusia- tener el control de Taiwán o actualmente de Ucrania tiene un valor de símbolo, la báscula del poder mundial en beneficio de los antiguos perdedores.
No obstante, he aquí una observación que fastidia y alisa los rizos llevándonos a nuestros fundamentos: si “la libertad” significa aquella otorgada a las expresiones posibles del sujeto, expresiones histéricas pues, ¿tendríamos que defenderla cuando una palabra servil, por estar marcada con un rasgo identitario común, es equivalente en el fracaso, el fracaso para establecer la relación-sexual? Pero sin embargo con una particularidad - ustedes verán que este editorial tiene quizás un sentido - que en este caso es el servilismo, la aceptación de ser un muerto en vida, un uno que fuese a la vez de este mundo y del Otro, todavía agitado o ya tieso puesto que el discurso que él emite lo precede y le da su órgano, sin ni siquiera esperar su eventual sacrificio que le permita al discurso del amo continuar ronroneando.
Tengo la impresión de no ser gracioso y, como al final de nuestras jornadas, de oponer los cánticos del discurso del amo al desenfreno histérico. Y como ninguna de las dos vías puede ser satisfactoria, ni aportar sea lo que fuere, subrayo el interés del discurso analítico, el que no logra articularse por falta de romper el semblant, vean qué hacen con eso. Es decir, busquen en Lacan de qué manera él mismo se debatió con eso, en un momento en que la guerra era un furor en Europa, y sin tener la certeza de haber respondido mejor.
Hasta pronto, eso espero.
Traducción al español: Iris Sánchez