Jvouldimoi
Jvouldimoi
Si el liberalismo significa la disponibilidad entregada a cada uno para realizar sus gustos, como aquellos de la moda, el “feminismo” le suprime el instrumento fálico y la ecología anima este recorte en nombre de un bienestar que fuera universal. Ella dice: si quieres vivir renuncia a ese instrumento que es también el de la muerte, opta por la detumescencia (ella dice: decrecimiento, es aún más explícito).
“Feminismo” y ecología tienen razón. La opción fálica de la cual nuestra cultura ha hecho su referente desde Roma, referente que la teología retomó eternizándolo con una castración simbólica, perpetúa la rivalidad entre generaciones, sexos, clases sociales, etc. y hace de una carrera individual o colectiva para la apropiación de este instrumento – ficticio por añadidura, es decir, el resultado de una ficción – el objetivo de la existencia.
Recuerdo la dificultad de nuestro propio grupo para pasar del estudio del N. B. de 4 al N. B. de 3 redondeles; en otras palabras, para evocar la posibilidad para cada uno de realizar su fantasma sin que sea criminal.
Sin embargo, el inconveniente del “feminismo” y de la ecología, evidentemente, es imponer un real que esté limpiado del sexo -en provecho del amor, de las mujeres por las mujeres en un caso, de los árboles por todos en el otro- en beneficio de la conservación de organismos reducidos a las necesidades, ñam-ñam, y además con el amor por aquellos del espíritu.
Resurgencia de una sabiduría materna de la que el niño, para verticalizarse, con frecuencia ha tenido tanta dificultad de liberarse.
Traducción al español: Iris Sánchez