Conferencia abierta al público en general en la Alianza Francesa, el día de apertura del Encuentro con Marcel Czermak, 24-VI-2003, a las 19H00. Transcripción: Francisco Jaramillo. Edición: Iris Sánchez. Corrección y lectura de edición: Magdalena Cuvi
Marcel Taillefer [1]: Buenas noches… Bienvenus, bienvenidos… Estoy muy feliz de tener aquí al Dr. Marcel Czermak con la colaboración de nuestras amigas Iris Sánchez y Marlene Aguirre en el campo del psicoanálisis, en el que Francia tiene un juego, una posición de aporte con Jacques Lacan…[Aplausos].
Iris Sánchez: Buenas noches. A nombre de Estudios psicoanalíticos lacanianos les agradezco por su presencia para compartir, hoy día, una conferencia y una charla con el Dr. Marcel Czermak. Muchos de ustedes conocen ya al Dr. Czermak puesto que lo han escuchado en veces anteriores. Pero me voy a permitir, para quienes no lo conozcan, decir unas pocas palabras sobre lo que es el Dr. Czermak, lo que hace y cómo contribuye al psicoanálisis, no solamente en Francia sino también en el Ecuador. El Dr. Czermak es miembro fundador de la Asociación lacaniana internacional, y es responsable de la enseñanza en la Asociación desde sus inicios. También es psiquiatra de hospitales, trabaja en el Hospital Sainte-Anne, allí donde empezó una estrecha colaboración con Jacques Lacan. Además fue miembro de la escuela de psicoanálisis de Jacques Lacan. El Dr. Czermak ha venido varias veces al Ecuador invitado por Estudios psicoanalíticos, con la colaboración de la Universidad Católica (PUCE) de Quito y la del Hospital Lorenzo Ponce de Guayaquil. Es decir, esta viene siendo, creo, su quinta o sexta vez entre nosotros para apoyar el programa de enseñanza de Estudios psicoanalíticos y el intercambio con los colegas y amigos del psicoanálisis en Ecuador. Le doy la palabra al Dr. Czermak.
[Aplausos].
Dr. Czermak: En primer lugar, Iris, si me falta la palabra en castellano porque hablo portuñol [2], me ayudas.
El tema que fue escogido para esta noche es la xenofobia y las exclusiones. Claro que fue Iris Sánchez quien me lanzó la bola, dí mi acuerdo, pero yo no sabía por qué hilo entrar hoy en esto, en la medida en que estos términos mismos son puertas que han estado bastante abiertas y no sabía cómo entrar hoy en este tema, pues al igual que cada uno de nosotros, yo no puedo salirme de mis preocupaciones inmediatas. Es siempre muy difícil abordar un problema fuera de las preocupaciones que nos son inmediatas. Pero intentaré hacerlo como pueda. Claro está que es un tema que tiene tanto más importancia en cuanto cada uno de nosotros puede medir, palpar, que a medida que nuestro mundo -como se dice en los periódicos- se mundializa, paralelamente vemos crecer los fenómenos segregativos, los conflictos étnicos, religiosos e incluso en las células elementales de la vida, por ejemplo la familia, vemos aparecer el conflicto de una forma nueva. Entonces, a medida que crece esta aparente unificación del mundo, inmediatamente se producen fenómenos de pulverización creciente: en reivindicaciones identitarias, reivindicaciones sexuales, de micro grupos, etc., así como también, el aumento por ejemplo, de los integrismos religiosos en todas las religiones.
Podemos medir de qué manera la distancia normal , habitual, que siempre hemos tenido que apreciar entre las generaciones, como es que el real de los padres no es el real de los hijos, ahora sucede de tal manera que, hasta cierto punto, entre hijos y padres no pueden reconocerse. Pero es el caso de siempre, ocurre también entre hombres y mujeres, el viejo conflicto que conocemos entre mujeres y hombres. Esta alteridad, siempre radical entre hombres y mujeres, ha tomado un aspecto un poco específico, y puede ser que hablemos de eso.
Paralelamente observamos, clínicamente también, el hecho bastante extendido de fenómenos de despersonalización en la gente: una generación clínicamente despersonalizada. Y lo extraño es que en el mundo entero se puede observar los fenómenos de toxicomanía y de delincuencia crecientes. No es una pura hipótesis, la cosa está confirmada en el mundo entero y se produce hasta en países que se cerraron bastante, como por ejemplo Argelia.
Últimamente estuve en Argelia, poco antes del terremoto del mes pasado, y decían que los problemas que tenían estaban apagados, pero en la semana siguiente las cosas dieron indicación de que no lo estaban. Argelia tuvo en diez años ciento cincuenta mil muertos. Durante ese tiempo se cerraron al mundo, casi sin comunicación, y de manera muy extraña tuvieron que enfrentar los mismos problemas que nosotros.
Otra cosa curiosa también, cuando hablé con ellos y les dije que estaban o estuvieron en una guerra civil, me constestaron: « no puedes hablar de guerra civil ». Nunca tuvieron una guerra civil, pero se mataban entre ellos. Viajé en automóvil con controles militares cada cinco kilómetros, con verdaderos controles y con falsos controles: militares que no eran militares. Sin embargo: « no puedes hablar de guerra civil », pero vivieron los mismos problemas de los cuales estamos hablando. Supongo que hay cosas que llegan a transmitirse o que tienen efectos, incluso cuando los políticos intentan cerrar un país.
¿De dónde viene? ¿Cuál es el mal timón de este estado de cosas? Como ustedes ven, estoy intentando hallar una buena entrada a nuestro problema.
No sé si voy a hablar del impacto de la ciencia en todo esto, es un impacto determinante en la medida en que todos somos hijos de la ciencia. Por lo menos, sin entrar inmediatamente en eso, ¿cuáles podrían ser los efectos de la ciencia, como por ejemplo, el efecto del desplazamiento del real suscitado por la ciencia ? Quiero decir, la manera en la cual lo imposible para las mujeres y para los hombres, ha sido desplazado de tal modo en una generación, que hasta se puede preguntar -la gente se pregunta- si todavía habrá un imposible para nuestra generación. Lo que en sí mismo es un problema de gran tamaño pues, si fuese este el caso, lo imposible habría desaparecido y no habría nada que nos sirva de punto de límite, de tope. Si esto cierto, estaríamos en una curiosa situación, pues ya no estaríamos en lo que nos formó a todos: es decir el deseo que, para cada uno de nosotros, nos hace llegar rápidamente a nuestros limites.
Entonces estaríamos en un mundo sin límite en el que, por una parte, pudiéramos estar agarrados a un sentimiento megalomaníaco formidable. Estoy en relación con los otros, sin límites, como el caso de venir a Ecuador: no estoy separado de los hermanos ni por los mares ni por los continentes. Por otra parte y por las mismas razones, puedo estar atrapado por el sentimiento micromaníaco: no soy nada, no soy nada más que un objeto que puede ser arrojado a la basura en función de la coyuntura del mercado.
¿Será que la ciencia alcanzó el éxito de desplazar a todos los otros discursos?
En mi juventud yo tenía un sueño imbécil, me imaginaba que el discurso analítico tenía la fuerza de dispersar a los otros discursos. ¡Pero si uno no es imbécil a los veinte años… es mejor serlo a los veinte años que a los sesenta…!
Ahora me pregunto si la ciencia no ha desplazado a los otros discursos. Si tomamos el ejemplo de lo que ocurre en el Derecho, ya que observamos que nuestras vidas están cada vez más impregnadas de derecho y no conseguimos dar un paso sin que los problemas de derecho nos caigan encima, y hasta es difícil hablar sin tomar algunas precauciones de derecho. Si tomamos, entonces, el ejemplo del Derecho, descubrimos que, a través de la idea simpática de que debería haber un Derecho Internacional que valdría para todos, y que asumiría el cuidado de regular de manera democrática y pacífica la vida mundial, inmediatamente caemos en un problema mayor si lo tomamos del lado analítico, debido a que en el sentido analítico no hay castración colectiva, y a que las modalidades de la castración pueden ser varias, variadas y a que, al mismo tiempo, la manera de gozar en los grupos humanos, es heterogénea: un animista no goza como un monoteísta. La idea de un goce uniforme en el mundo es una idea absurda, porque vendría a imponer a grupos humanos una manera de gozar heterogénea a lo que fue su propia manera tradicional, ligada a los modos específicos de su castración.
Pero eso, ¿en nombre de qué? En nombre de la idea también muy simpática: el bien de los sujetos; como si estuviéramos en el mundo en un lugarcito…diría un lugar en el que se sabría cuál es el bien de los sujetos.
Ustedes saben que fue en Francia donde nació esta idea reciente del deber del derecho de injerencia, y esto, claro también, en función de la idea muy simpática de salvar a las poblaciones en dificultades. Pero la extensión de esta mundialización a través del Derecho, esta mundialización de lo que sería un tipo de goce idéntico, universal, se extendió también al derecho de los chicos. Hay ese ejemplo maravilloso de hace algunos años en los Estados Unidos de Norteamérica, donde un chico pidió el divorcio de sus padres, y el tribunal aceptó el pedido… y la cosa llegó al Palacio de Justicia… interesante, hum…
Hoy en Francia, cada vez que hay un divorcio, en la medida en que la Convención de Nueva York obliga a los jueces a escuchar a los chicos a partir de cierta edad, no sé cuál, -13 ó 15 años,- lograron dar a los chicos autoridad para intervenir en conflictos que serían de la autoridad y de la responsabilidad de los padres, en nombre del derecho de los chicos.
O también la idea sensacional que se extendió en el mundo: « como soy propietario de mi cuerpo, yo hago lo que quiero de mi cuerpo ». Idea nueva, formidable: « ¡soy propietario de mi cuerpo! ». Si ustedes se detienen algunos minutos a pensar sobre este tema, podrán captar el giro…por ejemplo, en este rumbo, ustedes habrán oído hablar del hecho de que si soy un transexual y como estamos en regímenes generalmente democráticos, « yo puedo escoger mi sexo y también lo que hago de mi cuerpo ». Entonces, si quiero que me corten los órganos sería solamente mi responsabilidad. O también esta cosa igualmente sensacional, -no sé hasta qué punto ha llegado aquí-, estoy dando ejemplos que conozco y que son de mi proximidad, de mi vecindad…En los últimos diez años, especialmente en el campo del cual estoy hablando ahora, la Corte Europea de Derechos Humanos autorizó el cambio de estado civil [3] para transexuales, yendo esto contra un principio fundamental de Derecho, como es la inalterabilidad del estado de la persona, un fundamento esencial del Derecho, y el cual es la traducción jurídica de lo que los psicoanalistas llamamos la castración: nací hombre, nací mujer, nací entre un grupo humano, para una religión, es así.
Entonces, presenciamos la validación jurídica de la negación del hecho de la castración; es decir, la negación del hecho de la castración a través del derecho y en virtud de la operación científica; todo esto encubierto por principios políticos, democráticos y simpáticos. Y también hasta presenciamos ahora -voy a volver sobre todos estos problemas- la clonación, la fecundación de mujeres fuera de edad de procrear, el casamiento de parejas homosexuales, y todo esto también con razones muy democráticas.
Paralelamente a esta extensión de este campo fabuloso, del cual hablé hasta ahora, presenciamos una proliferación igualmente fantástica. La proliferación imperativa, determinada, subrepticia, -yo la llamo de un totalitarismo soft-, la proliferación de estándares, de normas, de protocolos, de manera tal que no hay ya ninguna actividad humana que no esté, poco a poco, frente a la exigencia de que todo lo que uno hace sea como en las empresas que todos conocemos: que todo esté abierto a la transparencia generalizada. Este tema de la transparencia atraviesa todo el campo social, -¡porqué no, claro está!-, cuando en los países hay problemas de corrupción u otros, es necesario introducir algunas maneras de trazar, de que haya una trazabilidad de los movimientos de fondo. Pero este término de transparencia tiene también su revés que, como sabemos, puede ser igualmente un tipo de efracción institucionalizada del pudor. Que nadie tenga nada que esconder, que esté en cada momento descubierto, develado, que esté bajo la obligación siempre inmediata de hacer la prueba de acuerdo a normas, indicaciones, imperativos velados, y a lo cual está sometido y tiene que responder, como decimos ahora, en tiempo real.
Es una inmediatez que está muy próxima de lo que produce un pasaje al acto, o un acting out. Con la pregunta que me hago a mí mismo, de si no estaremos en un mundo de pasaje al acto generalizado y exigido para cada uno.
Ustedes pueden notar que la extensión de esta protocolización de todas las actividades humanas, con el motivo de garantizar la vida pública, tiene como consecuencia el liberar a cada sujeto de la responsabilidad de su acto. Si cuando tengo que hacer cualquier cosa lo hago respondiendo únicamente a un estándar generalizado, no tengo ya que preguntarme lo que tengo hacer, qué acto legítimo, verdadero, tengo que producir.
Recientemente tuve una pequeña pelea en privado con un amigo político, al cual le preguntaba si la república francesa, en sus inicios quería ciudadanos responsables de sus actos, es decir, también capaces de ir asumiendo sus actos frente a los tribunales, o si quería clones. Si el resultado en nuestra democracia, es fabricar clones y sujetos sin la posibilidad de asumir sus propios actos, podemos preguntarnos qué tipo de éxito hemos obtenido, qué tipo de éxito obtenemos. La cosa, claramente, se torna un poquito más grave cuando descubrimos -es nuestro caso- que todos nosotros estamos atrapados en el régimen de intercambio generalizado, en el que los cuerpos mismos, ahora tan trabajados por la ciencia, están excluidos.
Voy a contarles un chiste. Hace muchos años, en un congreso sobre el tema de psicoterapia breve, un colega mío vino y contó la siguiente historia. Quince días atrás una mujer lo llamó por teléfono y le dijo: « Doctor, soy la señora Fulana, ¿usted se acuerda de mí? ». En un relámpago él se acordó de la mujer, y van a ver porqué. « Yo le consulté una vez, veinte años atrás, y había consultado a varios médicos, ninguno lograba tratarme, yo le consulté a usted una sola vez, y desde esa época estoy muy bien. Yo quería que usted lo sepa. Muchísimas gracias ». El colega había recordado el caso. Esta mujer que había entrado en su consultorio, era tan bonita, de una belleza increíble, que la mujer pasó una hora en el consultorio, y cuando ella se fue, él no sabía lo que había dicho…(risas)… y escribió: « Fulana, ? ».
Es algo sensacional, porque este resultado, que él había obtenido sin quererlo, desobedeciendo a todas las normas y estándares de los manuales de tratamiento, lo obtuvo porque los cuerpos estuvieron presentes, porque apostó. Imposible obtener cada resultado como un computador, con televisión. Esto para indicar hasta qué punto los cuerpos, que ponen tanto límite a los intercambios, son también el instrumento de algunos éxitos. Este es un ejemplo maravilloso de que en esta exigencia de intercambio generalizado, y de respuesta en tiempo real e inmediato, corremos ciertos riesgos.
El tercer punto que yo quería acentuar, es ese tipo de problemática que estoy abriendo poco a poco y que, con certeza, ustedes conocen muy bien, pero estoy intentando sistematizarlo, hasta cierto punto. Ustedes pueden notar ya la desespecificación del lugar de cada uno y la manera en la cual, poco a poco, de forma insidiosa, los lugares se tornan intercambiables en un tipo de conmutación también generalizado, que viene a quebrar lo que tradicionalmente era la disparidad de los lugares.
Conocen, por ejemplo, grandes avances en la política francesa como la ley de la paridad, la que inicialmente estaba limitada al hecho de que los partidos políticos, el gobierno, las formaciones asociativas, debían tener igual número de mujeres que de hombres. Así comenzó la cosa…
Buena idea. Como siempre, ciertas cosas comienzan de una manera simpática pero nadie sabe a dónde llegarán. Y estamos presenciando una reivindicación de la paridad entre las generaciones en el seno mismo de la familia; quiero decir que estamos entrando -supongo que aquí es la misma cosa- en el registro especular de simetría aproximativa de las posiciones de unos y otros, cualquiera sea la función, la responsabilidad y el sexo. En consecuencia estamos entrando en un tipo de confusión que se puede observar fácilmente, por ejemplo en nuestras escuelas; una creciente confusión en los lugares de unos y otros; de exigencia explicativa, simpática, entre camaradas, y lo cual, cada uno hace con otro como si fuera posible obtener tal resultado. Hasta tal punto que, ahora los médicos cuando reciben pacientes, tienen que explicar todo lo que van a hacer. Esa es también una manera de liberar a cada uno de su acto. Como ustedes ven -si no me equivoco en lo que estoy diciendo- la exigencia acentuada de la implicación de cada uno, tanto en su propio campo como en el campo social, se convierte en una manera de desimplicar a cada uno. Así pues, es un efecto de desimplicación creciente. Cuando hablo con los responsables de los sindicatos de mi hospital, que se quejan del poco interés de sus amigos por la vida asociativa pública, pienso que tenemos un inicio de respuesta a este fenómeno de desimplicación, conforme y a la medida de la exigencia de implicación agravada.
Sobre la exigencia de transparencia de la cual hablaba hace unos instantes…otro pequeño chiste. Cinco años atrás, en Sainte-Anne ya teníamos computadores, claro, pero el hospital decidió que hasta los viejos como yo debían tener un computador sobre su mesa. Odio los computadores…no me parece que sean un instrumento muy estético y no soporto tener una caja a mi lado. Pero, decisión tomada:
-« Usted recibirá como cada uno, un computador ».
-No quiero, no necesito.
-« ¿Cómo que no necesita? »
-No, a mi lado tengo cinco o seis compañeros que saben servirse de computadores mucho mejor que yo, y además tienen el goce de ese tipo de instrumento que a mí no me conviene.
-« Bien, de todas maneras recibirá su computador, y si pone una sábana encima de su computador, sabremos que no lo utiliza ».
Estaba ya dentro de la trampa… De todas maneras, tuve un computador y, como estábamos en transparencia, con las mismas llaves cada uno podía entrar en el computador…claro está, es lo que ocurrió. Si no me servía del computador, estaba señalado: « este es un hombre moderno y trabaja contra la ilustración ».
Tuve unas experiencias hospitalarias muy elocuentes porque los hospitales son una ventana muy interesante. Estamos en el caso muy indiscreto de que cuando alguien ingresa en el hospital tenemos lo que llamamos las fichas de paciente. Fichas con las que, al igual que se puede saber por qué la mujer o el hombre está ahí, se tiene que llenar una serie de preguntas muy, muy indiscretas; no solamente de cuándo estuvo enfermo, sino también de cuántas veces se casó, cuántas veces se divorció, cuántos hijos legales o ilegales tiene, -cómo son todos naturales de todas maneras no tiene ninguna importancia-, si tiene ayuda social o no, o de qué tipo. En resumen, supongo que las fichas de la policía están mucho menos bien hechas. Prestamos juramento y se supone que debemos callarnos, pero como de todas maneras estamos en la transparencia generalizada, y tenemos, en esa desespecificación generalizada, que estar en relación de asociados generalizada, y que todos trabajamos para el bien público: ¿cómo me rehusaría yo a trabajar con la policía? En los últimos meses nos enteramos, por casualidad, de que hay una ley en preparación en Francia que nos obligará, de aquí a poco, a lo que hasta ahora hacíamos: rehusar a cualquier policía entrar en nuestras filas. ¡Transparencia!
Es por eso que hablaba de efracción institucionalizada del pudor, porque todo esto tiene efectos, y desde ahí puede ser que lleguemos al tema de nuestro encuentro.
Estamos viendo que el cuerpo social, lejos de tener un tipo de regulación simbólica que, permita a cada uno cierto tipo de pacificación que más o menos le permite tener una idea, más o menos exacta o falsa de hacia dónde va, estamos en la mecánica en la que el cuerpo social se presenta como un tipo de real que organiza de manera directa la vida de cada uno. No me equivoco. Y esto con un imperativo que los psicoanalistas conocen muy bien: el derecho a gozar del cuerpo del otro sin que éste pueda oponerse a ese goce subrepticio.
En mi opinión, la mejor prueba de este tipo de giro es el creciente nivel de angustia que está apareciendo. Se sabe que uno de los rasgos de las perversiones es el de deshacerse de su propia dificultad, de su propia división, de manera que este tipo de corte pase a los otros y entre los otros; que la angustia de sujeto que existe le sea aliviada para que le sea devuelta desde el Otro. Al otro y que le venga del Otro. Ahora estamos entrando en el régimen de perversión generalizado con efectos psicotizantes para la mayoría.
Como ustedes lo ven, ya estamos ahí, bajo la gran sábana de una mirada generalizada que vendría a cubrirnos todo. El efecto es un efecto de pulverización de cada uno. Es una manera de alimentar el pasaje al acto de los fenómenos de exclusión generalizada. Como lo ven, estoy tratando de llegar a evaluar estos fenómenos de los cuales hablé al inicio, esos fenómenos mundializados de los fenómenos segregativos que están en explosión en todas partes del mundo. La gran sábana de la mirada generalizada, sin que nadie pueda sustraerse a lo que ocurre, un tipo de mirada y sábana, que podríamos decir, cierra la garganta a cada uno imponiéndole gozar de manera idéntica a la del vecino. Entonces no debemos asombrarnos de que haya tanta gente que diga no, incluso si no saben porqué dicen no; porque en la gran mecánica de la que estamos hablando, lo más sensacional es que no está organizada por un tirano cualquiera, no hay un boss. El lugar del agente está vacío. El comando está vacío. Es un lugar anónimo y acéfalo. Por ejemplo, el problema de nuestros amigos políticos cuando se preguntan: « pero, ¿quién comanda? » Claro que sabemos que, como la vida económica domina la vida política, los flujos financieros dominan la vida económica; y como los flujos financieros son acéfalos y sin límites , no son un boss cualquiera. No hay a quien atrapar. El boss está entre los ausentes como los abonados ausentes al llamar por teléfono.
Claro está que evocando este problema de esta mirada generalizada, yo acentué el lado de las perversiones, pero estamos muy cerca del problema de la paranoia que es el tronco clásico, sólido, instalado, de las referencias clínicas de la vida pública. Pero como ustedes ven, estamos entrando en un régimen que no es tanto el de la paranoia, sino un régimen más delicado y menos firme de captar. Yo me pregunto frecuentemente: ¿qué va a ocurrir cuando nuestros cuerpos no sean ya necesarios para nada? Es la única cuestión que cuando me la pregunto me da algo de angustia, pero como está muy mal visto estar un poco angustiado, voy a hacer como evoqué hace un rato, voy a mandársela a ustedes y así estaré tranquilo. No sabemos que la psicosis es segregativa, lo que del lado de los locos paranoicos es claro; pero me pregunto si no estaremos ya en otro registro mucho más difícil de captar. Últimamente, quince días atrás, en Montpellier en Francia, tuve un congreso, cuyo título era muy ambicioso, porque era: « Los estados generales de la psiquiatría francesa », referencia histórica bien conocida. Fue muy importante, porque hubo dos mil participantes entre diez mil profesionales. Mucha gente. Debido a que nuestros hospitales están en grandes dificultades, un hombre señaló que, de manera muy curiosa, el mayor hospital psiquiátrico francés no era mi querido hospital Sainte-Anne, sino el metro de París.
Bien, es más o menos lo que quería decirles esta vez, pero hay cosas de las cuales no hablé, y hablé de cosas que no pensé que hablaría. Así es. Les agradezco por su oreja. [Aplausos]…
Espero sus preguntas…Esteban, hace mucho tiempo que no hablábamos de estas cosas, vamos a aprovechar…
Esteban Vega: Bueno…no sé qué pregunta hacerte, en verdad me ha gustado mucho la conferencia.
Dr. Czermak: Hablé también pensando en tí, porque hablé de cosas sobre las cuales intercambiamos hace tiempo ya.
E.V.: Pero siempre con un vinito, siempre es bueno, porque estas cosas para un economista no son tan simples. En realidad, tal vez si pienso algo te pregunto más tarde.
Dr. Czermak: ¿Estás de acuerdo sobre el hecho del que estamos hablando, sobre los problemas económicos?
E. V.: Estoy de acuerdo contigo en que la economía domina la política, hasta cierto punto nada más. Porque yo creo que la historia del mundo se hace con decisiones políticas, no económicas. Podríamos discutir ampliamente lo que aparentemente parece que es así, que la economía domina las decisiones políticas. Yo creo que no es tan cierto y sobre todo, si tú tienes buenos políticos, esos políticos dominan a los economistas. La cuestión es que, el que aparezcan buenos políticos no es tan simple ¿no es cierto? Países con influencia como los Estados Unidos, generalmente en los últimos tiempos no han tenido políticos brillantes. Y lamentablemente a nivel mundial, los políticos son los hombres o mujeres que menos existen en el sentido, digamos, de calidad. Hay muchos políticos que son malos, así como hay muchos profesionales que son malos, pero en la política yo creo que hay muchos más profesionales o políticos malos que en el resto. Entonces es por eso que te lleva a afirmar a tí, no sé si tajantemente, lo que decías, que la economía o los movimientos financieros dominan el mundo.
Dr. Czermak: Lo que yo quería decir del enlace preciso, cuando hablaba de un tipo de economía subjetiva generalizada, acéfala, sin agente, es que este factor que llamamos la autoridad, es el Falo, porque no es una persona, no es un ser , es el Falo. Es el gran límite para cada uno, el gran organizador. A medida que aparece cada vez más develado y menos operacional en su función legítima, deja el lugar a un hueco, que es un hueco que comanda de manera muy curiosa. Es esto lo que declara más o menos mi rumbo… Pero nuestro amigo Oyervide, sé que usted ha pensado mucho en estos problemas…hum…
Pedro Oyervide: …El falo que se pasea por el mundo…
Dr. Czermak: Que se pasea o ya no se pasea, porque ¿dónde está?, ¿a dónde ha pasado? ¿a dónde?
P. O.: Es que por ejemplo, los capitales que circulan sin nombre y apellido, ¿vienen a ser ese amo sin nombre?
Dr. Czermak: No pertenecen ya a nadie, sino a grupos acéfalos que no tienen tierra ni lugar, que no están domiciliados en un lugar porque pueden des-domiciliarse inmediatamente con el teléfono. Ir de una plaza off-shore a otra plaza off-shore, no hay nadie ni ninguno en eso. No es el Falo, es una mecánica autoprogramada, es una mecánica que sólo es pura mecánica.
P. O.: Es que entonces, ¿la ausencia de ese Falo que crea ese hueco que aspira el resto de cosas, es como un fenómeno nuevo en lo que sería el psiquismo del hombre actual?
Dr. Czermak: Yo no creo. Yo creo que su generalización es nueva, hasta el punto de fabricar un nuevo tipo de sujeto, inédito, un sujeto moderno; que es un tipo de sujeto que nos resulta difícil definir porque todavía no hemos tenido la oportunidad de conocerlo muy bien. Está solamente apareciendo. Un nuevo tipo de camarada. Los encontramos en el metro de París o en las calles de Río de Janeiro, o aquí no sé en qué barrio. Un nuevo tipo de sujeto imposible de aprehender porque está sometido a leyes que hasta nosotros mismos desconocemos. Lacan hablaba de « les hommes libres » (los hombres libres) y de que los verdaderos hombres libres son los psicóticos. Puede ser que él esté un poquito equivocado y que haya hombres libres que no sean psicóticos, que sean psicóticos light…(risas). Que no estén sometidos al rechazo, a la depresión, viviendo…(cambio de cinta magnetofónica)…de todos modos él habla, habla, pero que tenga palabra es otra cosa, habla pero…
P. O.: blablablea, bla,bla,bla…
Dr. Czermak: …Bien, blablablea. Es un sujeto sin enunciación.
Pregunta: Perdón… yo quiero hacer una pregunta. Quisiera ver la posibilidad de que amplíe esta idea por la cual usted dice que somos hijos de la ciencia; porque más bien me parece que lo que está sucediendo es que vivimos una deriva del pensamiento crítico y el discurso de la ciencia, en términos generales lo que hace en primer lugar, es siempre desconstituir lo que hace el lugar común. Pero el lugar común es lo que, precisamente, nos da el lugar de multiculturalidad para tratar de pensar en la xenofobia y exclusión que estaba anunciado en el título de su charla. Entonces, estos procesos de mundialización más bien vienen de la mano de la tecnología, que es el MP3, la página web, el cable, lo que nos pone en esa dimensión de la banalización, de la trivialización. Entonces mi petición sería que amplíe un poco más esto de, en qué sentido dice usted que…
Dr. Czermak: Cuando digo que somos hijos de la ciencia, el mínimo del modus operandi de la ciencia es una operación de forclusión: eliminar al sujeto para que no venga a perturbar la demostración. Es por eso que la ciencia puede ser trasmitida de un grupo humano al otro, sin pérdida, inmediatamente, para que las operaciones puedan ser repetidas, que los experimentos puedan ser falsificados, etc. En esta medida, la ciencia no es un discurso, hablamos de un discurso de la ciencia, pero no es un discurso, son otros los discursos. Lo que hace que la universalidad de la ciencia sea una operación forclusiva del sujeto, que le permite su trasmisión entre las generaciones y entre los grupos humanos. Y el resultado, es un resultado que al mismo tiempo es una consecuencia, no es un problema de crítica sino de consecuencias. Cuando usted hace una operación forclusiva, de eliminación, lo que usted eliminó reaparece en otro punto. Si usted elimina el sujeto de la ciencia es truco. Lacan lo había evocado cuando habló del cogito cartesiano. El susto que tuvo Descartes cuando escribió, je pense donc je suis [pienso, luego soy], se debe a que hizo un forzamiento: en « pienso, luego soy », ese « luego » [donc] es un forzamiento. Es una operación de lógica. El forzamiento no le impidió a Descartes, poco después, de agarrarse a Dios para garantizar la estabilidad de su propio equilibrio. Entonces, podemos preguntarnos si la incidencia de la ciencia no está ya servida! ¿Cuál es la medida común entre los pueblos que ahora están en guerra? Tomemos el caso de Irak. Nuestra ciencia, tanto de un lado como del otro… puede ser que unos estén más avanzados que otros… pero los principios científicos son los mismos. Es curiosamente así. Esta participación común en la ciencia ha sacado hacia afuera un problema que es un problema político, que podemos resumir de la manera siguiente y que es un problema generalizado en el planeta: yo lo llamo el problema de « mi padre es Cruz » o « el padre más padre que mi padre muerto ». En la medida en que estamos en esta invención científica que nada puede parar, en esta queja generalizada de un padre que sea más fuerte, más potente, más inteligente, etc. etc., que el padre del vecino; es decir, la reivindicación de un padre…Y con el crecimiento de las religiones, y el odio recíproco cada vez más excluyente del otro ¿qué pasa en el Oriente Medio, entre los judíos y los árabes? ¿qué pasó en Irak? ¿Qué pasó en la desdichada Yugoslavia?… Curioso… los serbios ortodoxos, los croatas católicos y los vecinos musulmanes: padres plus. ¡Extraño esto! ¡Extraño no, porque es un problema lógico! La religión nunca ha sido tan potente como ahora y tampoco ha estado tan en paralelo al crecimiento de la ciencia. ¿Qué ocurre en Rusia?… Increíble….Increíble.
Gino Naranjo: Cuando usted habla de la exclusión, a mí se me ocurría lo que está sucediendo ahora en Quito, por ejemplo, que hay un grupo representativo de lo que serían lo que ellos llaman transgéneros: homosexuales, transexuales, lesbianas, etc…
Dr. Czermak: Todo lo que se volvería seductor…
G.N: Sí, ellos lo llaman transgénero. Parecería que su pedido es el de que sean justamente integrados, de que no sean excluidos, y ellos exigen los derechos, los famosos derechos del hombre. Mi pregunta es: ¿si podemos llamar a ese acto reivindicativo, como siendo un contrapeso a lo que usted llamaba la anulación de responsabilidades de los actos, como contrapartida justamente en eso…?
Dr. Czermak: Pero, ¿cómo lo ve usted ? Todos esos problemas están ligados a problemas psicológicos autosegregativos. Hay algo que hizo que el sujeto Fulano entrara en una organización tal, que lo puso fuera del lazo social, y para reintegrarse en el lazo social exige la modificación de la ley general: que el caso particular sea el caso general. Si la ley de puedo casarme con quien quiero, en cualquier eventualidad, e incluso si no es un hombre, ¿por qué no… un caballo? Los emperadores romanos lo hacían. Homero lo hizo con el caballo. Pero eran emperadores; era un caso único y no podía ser generalizado y no modificó la ley.
G.N: Si esta reivindicación, este pedido, si se lo puede entender como un acto que viene a agrupar una serie de…
Dr. Czermak: ¡No es un acto!… no es un acto, es una exigencia. Y no es la misma cosa.
Pilar Guzmán: Al principio usted habló un poco de la toxicomanía, de cómo había aumentado, quería que hiciera una relación entre este sujeto moderno que aún no podemos definir y esto que se presenta ahora.
Dr. Czermak: Sí…sí…La raíz de la toxicomanía es una cosa, sólo una: que el sexo los deje tranquilos, que no moleste. Es una manera de excluir al sexo del campo. Que todos seamos fraternos, tranquilos y, sin ser perturbados por el sexo: ¡al fin camaradas! mi vecina y yo, iguales. Es la mejor manera que la humanidad ha encontrado desde el inicio para tratar el problema del sexo. Entonces podemos acotar y preguntar: ¿por qué el sexo se tornó en una molestia tal…hum? como para que haya tanta gente joven que se apague con cocaína, heroína, etc.
Iván Sandoval: Yo quería hacer una pregunta. Hace unos tres o cuatro años la F.D.A. -la agencia americana de drogas y alimentos- aprobó un medicamento que se vende acá también para el tratamiento de las llamadas fobias sociales, esos estados de angustia, de inhibición social. ¿Usted piensa que la psiquiatría del Siglo XXI apunta hacia algo así como a una cosmetología de la conducta o de la vida social?
Dr. Czermak: Yo milito para que no se confunda la psiquiatría con este tipo de manejo que dan mucho provecho a las compañías farmacéuticas y que andan de la mano con ciertas políticas. Está claro que si los problemas hacia los cuales estamos apuntando no son completamente falsos o errados, los antidepresivos, como la cocaína, son una buena manera de apagar el fuego; y el antidepresivo que usted está evocando… puedo decir ya que, es muy difícil saber lo que es un producto antidepresivo… ese producto, su equivalente, tiene efectos cocainomiméticos. Lo sabemos, lo sabemos. Entonces, estamos frente a un problema paralelo al que la joven evocó, el de las maneras modernas de desembarazarse de los problemas afectivos.
Este concepto de fobia social es un concepto increíble, porque además agrega los motivos de tener miedo de lo social [4].
Marlene Aguirre: Marcel, yo quisiera volver a ese punto inicial del diálogo con respecto de la economía. Yo debo confesar que me produjo angustia la lectura de algunos de los últimos textos suyos, así como el de Melman, en su reciente libro « L’homme sans gravité » [5] (El hombre sin gravedad) con esas afirmaciones que se hacen allí, del efecto de la economía de mercado sobre la economía psíquica. Si digo que me produjo angustia, es por las conclusiones de que estaríamos llegando… ¿a qué?.. a una humanidad perversa con efectos psicotizantes…me produce angustia, y le tiro la pelotita de la angustia al otro, ¿qué hacemos con esa angustia…?
Dr. Czermak: …Marlene…Marlene… yo lo sé… si hablo de las cosas de las que hablé, es porque es muy difícil no compartir esos problemas propios con los otros…La única manera de intentar evaluar su validez, es exponiéndolos. Yo sé que quince años atrás, cuando con algunos camaradas intentábamos, poco a poco, pensar sobre estos puntos, nos decían: « ustedes son muy pesimistas ». Ahora, la mayoría está más o menos de acuerdo con el diagnóstico de los síntomas, de la correlación entre ellos. ¿Qué será de todo esto? ¿Quién puede saberlo? Pero, por lo menos, tenemos que tener un diagnóstico de la situación, coincidir en sus raíces, o en cómo está todo organizado; si no, permaneceremos como los ciegos que somos habitualmente. Entonces, intentemos leer lo que se está produciendo de tal manera que ahora se impone a cada uno de nosotros, si no queremos abdicar y transformarnos en un clon o en un angustiado, o callar la angustia con antidepresivos.
Francisco Restrepo: Estaba pensando en la cuestión que usted decía al inicio, la cuestión del Derecho, la universalización de ese derecho, de cómo eso podría anular al sujeto, y por otra parte, algo de lo que decía Gino de estos movimientos, como se los llama GLTT: gays, lesbianas, transgénicos, transgéneros…
Dr. Czermak: …no entendí, no entendí…[risas]…
R.: … ¿cómo estos movimientos, que se catalogan como movimientos de las minorías, que buscan una reivindicación en tanto diferencia, podrían oponerse o podrían plantearse como propuesta en contrapunto a la cuestión del derecho en tanto universaliza al sujeto? ¿podría darse este caso? El caso por ejemplo de las feministas, el caso de los movimientos gays, o de las lesbianas ¿se puede plantear como un contrapunto a esta universalización del derecho? ¿qué opina usted?
Dr. Czermak: No voy a decir si es una cosa buena o mala. Esto no me interesa para nada. Pero podemos ver un cierto tipo de mecánica funcionando ahí. Últimamente en la reunión del 8 de… [6] fue muy interesante ver esta pulverización reivindicativa en todos los rumbos…escuché la televisión, como todo el mundo, para saber qué está pasando: imposible saber qué pasa sino solamente que algo ocurre. ¿Qué se decía? No se dijo nada extraordinario: las quejas, las reivindicaciones, los planos, eran todos académicos. Y si ustedes oyen algo nuevo sobre esto, díganmelo. Era de una banalidad estupenda, estupenda, nada nuevo. Cuando chupaba la leche de mi mamá, ya oía eso en la casa de mis padres. Nada nuevo. Entonces, la novedad no está en eso. Eso no es una novedad, sino la novedad son los medios utilizados para controlar, proteger, etc, etc. Los medios científicos y técnicos de movilización, de contramovilización, de información, etc., de manipulación también…Las nuevas fuerzas no están ahí… Estamos hablando de una problemática de temas, pero hay que evaluar cuáles son los fenómenos estructurales que se dibujan en un cuadro sobre el cual está apareciendo un nuevo tipo de ciudadano, mucho más segregativo que el antiguo. Mucho más organizado y científicamente equipado. Mucho más informado de cómo se corta o se hace un lazo social, pero también en sí mismo cortado y organizado por esas cosas que no conoce o no conocemos todavía. En consecuencia, no es un problema de tema. Los problemas son los de las estructuras que intentamos leer y cuyo dibujo está, poco a poco, apareciendo. La clínica no es un problema de tema. Los temas académicos antiguos de los celos, de la opresión, de la reivindicación, del engaño, etc., etc., son los temas eternos de la humanidad. Y viviendo con el problema de los temas usted no puede establecer, verdaderamente, las diferencias entre una paranoia, lo infeliz o lo oprimido, o una histeria. No es un problema temático. ¿Cuál es la diferencia entre una histeria y una paranoia, o cualquier otra cosa? No es un problema temático, y la clínica no es tampoco un problema de tema, al contrario de lo que se enseña frecuentemente en la universidad.
Francisco Jaramillo: Una pregunta. Usted habló de que partiendo de que no existe una castración colectiva… ¿cómo explicar estos actuales grupos contestatarios, por ejemplo estos grupos transgénero que estamos viendo el día de hoy? ¿cuál sería de alguna forma el motor que les impulsa para que esto suceda?
Dr. Czermak: Permítame, quiero entender por qué tienen tanto interés en estos grupos trans… ¿cómo dice?
F. J.: Transgénero…
Dr. Czermak: Es el término lo que me interesa. Es el término transgénero lo que les agita mucho. Parece que me estuvieran hablando de un tema, pero es un significante lo que les está agitando…Es la tercera vez hoy, entonces no son problemas temáticos, ni los transgéneros, los toxicómanos, etc.; es el significante de qué es transexual lo que les está agitando… Entonces, les pido que me dejen tranquilo con…. [risas]…
Iris Sánchez: Quisiéramos agradecer al Dr. Czermak por habernos dado unas pocas pinceladas de lo que es ese problema de la xenofobia y de la exclusión. Pinceladas a nivel de la estructura y que se me antoja que quizás mañana, en el encuentro sobre las paranoias y las neurosis, se retomarán algunas de estas cuestiones de una forma tal vez más amplia…
Dr. Czermak:…on verra, on verra (veremos, veremos)…[aplausos]
I. S.: Muy buenas noches y muchas gracias a ustedes también en nombre de Estudios psicoanalíticos lacanianos.
1 – Director de la Alianza Francesa en Quito, Ecuador
2 – Es un neologismo que Marcel Czermak emplea con frecuencia para referirse a su tránsito del francés, su lengua materna, al español y al portugués, lenguas que ha aprendido y que habla también.
3 – N.d.E.: Lo que en el derecho francés se dice « estado civil » se refiere, en principio, a la identidad real e inalterable del ciudadano, como por ejemplo: sexo, procedencia.
4 – N.d.E.: Desde el punto de vista psicoanalítico, por el hecho de que el objeto de una fobia representa e implica también aquello que de la relación con el otro está próximo como representación de lo que se teme/evita del incesto, en « lo social » como término, ya está incluido el otro. En el hilo de la discusión con el Dr. Czermak por la pregunta de Iván Sandoval, nos permitimos señalar que el término de « fobia social » en el uso actual de la farmaceútica, se deslinda el lugar y motivo de la dialéctica de la fobia en tanto síntoma, pues es de estructura de todo ser hablante el temer a lo que le es extraño.
5 – Charles Melman ; « L’homme sans gravité », Denoël, París, 2002. En proceso de traducción al español.
6 – N.d.E.: Marcel Czermak parece referirse a una reunión en tiempo y lugar, inaudible en la cinta, que no hemos podido, entre el tiempo de edición y publicación, verificar.