Vaya pregunta. Ya que bien sabemos lo que hace un padre. En el mejor de los casos, se ocupa discretamente de la madre, de manera que ella no ande de muy mal humor. Cuando se puede. Pero él mismo puede preguntarse « ¿para qué? ». Tiene que romperse para criar una familia que, a menudo, no le paga sino con ingratitud, lo trata incluso como a un estorbo.
Dejemos entonces el punto de vista utilitarista para considerar tan sólo la función, la cual prescinde de la autorización de los agentes.
La función del padre, entonces, es el privar al niño de su madre, introduciéndolo así a las leyes del intercambio; en lugar del objeto querido, tendrá que arreglárselas más tarde con un semblant.
Es esta operación la que prepara al niño para la vida social y para el intercambio generalizado que la constituye: que se trate de amor, pues, o de trabajo.
Es ésta quien le da la ambición de ser un « ganador » reparando el daño que ha sufrido.
A menos que se repliegue en el dolo, sin reconocer que éste le ha introducido al deseo, y que llegue con la colectividad a denunciar el abuso del que habría sido víctima.
Si usted se encuentra con un padre, protéjalo ya que la especie está en vías de extinción.