Dr. Pacífico Gallegos: Tenemos el gusto de presentar la conferencia del Doctor Marcel Czermak sobre el tema Ubicación del psiquiatra en el mundo contemporáneo. El Doctor Czermak es psiquiatra de hospitales en el Hospital Santa Ana de París y psicoanalista miembro de la Asociación lacaniana internacional. Escuchémosle.
Marlene Aguirre: Como Estudios psicoanalíticos lacanianos queremos agradecer la acogida que tuvo, tanto en el Grupo pro-avance de la psiquiatría núcleo Ecuador, como en la Asociación de psiquiatría núcleo de Quito, nuestra propuesta de reunirnos aquí, en la Clínica Guadalupe, para dialogar con el Doctor Czermak en torno a este tema. No es primera vez que el Doctor Czermak, miembro fundador de Asociación lacaniana internacional está en nuestro país. Nuestro interés de contar con su enseñanza tiene que ver con lo que él transmite, una teoría que no es tomada de los libros, sino al contrario, de una práctica, desde la cual habla y de la que sus libros son un testimonio. Es entonces una oportunidad para oírle, hacerle preguntas y aprender de su enseñanza.
Dr. Marcel Czermak: En primer lugar quiero agradecerles mucho por la oportunidad que me dan de hablar con ustedes esta noche, porque como les decía esta tarde a algunos amigos, mi principal interés de viajar y de charlar es aprender. Entonces, vengo a aprender y para poder compartir con ustedes, tanto mis preocupaciones como las suyas. Es por eso que intentaré hablarles directamente de cosas que para mí son actuales, pero cuyas raíces son antiguas.
Mis colegas aquí han sugerido este título: Ubicación del psiquiatra en el mundo contemporáneo. Es una misión un tanto excesiva, pero no es un mal título porque hace cierto tiempo que me pregunto dónde está ubicado el psiquiatra y qué se puede entender en este título sobre cuál es la función del psiquiatra; dónde hay una silla o qué silla está preparada ahora para el psiquiatra, ya que cómo sabemos de manera teórica, el psiquiatra tiene que atender a personas que tienen una demanda o que llegan de manera obligada, y que aparentemente el tipo de presión y demanda que hacen al psiquiatra está cambiando rápidamente.
Yo solamente puedo hablar de lo que conozco en Francia, y también de algunos lugares que conozco, y en los que he estado en los últimos años. Ustedes me dirán en qué punto están ustedes. Tengo que decir también desde dónde hablo porque es difícil hablar sin especificar desde qué lugar se habla. Me formé en un hospital en París, el Hospital Sainte-Anne, el cual ha sido el corazón de la alta tradición clínica psiquiátrica francesa, y siempre fue un lugar de debates conflictivos, con una tradición bastante antigua , académica y clásica de la disputatio tradicional. Tengo que decir que esta tradición está desapareciendo a una velocidad increíble. En el seno del hospital Sainte-Anne, se han formado algunos psiquiatras que adquirieron importantes responsabilidades en el seno del psicoanálisis en Francia, como Jacques Lacan por ejemplo, quien fue así mismo amigo íntimo de Henry Ey. Ambos eran de la misma generación y siendo amigos entraron en la arena del mismo lado, por la misma puerta, y los debates entre ellos fueron muy productivos. El tiempo, la doctrina, los eventos, los separaron hasta que al final de la vida habían procurado volver a encontrarse de alguna forma.
En este contexto por lo menos tengo que especificar desde dónde hablo. Tuve la suerte en mi juventud, de que el Doctor Georges Daumezon -quien era uno de los más amables y estimados psiquiatras en Francia-, me hiciera el honor de tomarme como asistente, incluso si no le agradaban mis compromisos psicoanalíticos y que, como era también amigo de Jacques Lacan -un poquito más joven- no soportaba que yo tenga dos patrones y me preguntaba:
-« Marcel, ¿quién es tu patrón, Lacan o yo? »
-Señor, usted no puede tener la menor duda con respecto a mi lealtad hacia usted y su servicio. Si usted tiene la menor duda, yo me voy.
-« No, no se ponga bravo. Quédese. »
Lacan me escribía: « Marcel -me analizaba con Lacan- ¿cómo está su situación con mi amigo Georges? ».
-Muy buena, señor.
Como ustedes lo ven, estuve sobre un hilo que, me conducía cada vez que estaba con el deseo de huir del hospital, ya sea por cansancio o a veces por cobardía. Los amigos se ponían bravos conmigo, y entonces tuve que mantenerme allí y continuar el trabajo, hasta que participando en la Asociación freudiana internacional -ahora nombrada lacaniana internacional- tuve que organizar en el seno del Hospital Sainte-Anne, una enseñanza psicoanalítica centrada en los problemas de las psicosis. Esto para que ustedes puedan situarme. También resulta que en los últimos años con algunos amigos, tomamos la iniciativa de fundar un periódico llamado Journal Français de Psychiatrie, que se relaciona con el motivo de nuestro encuentro esta noche, pues no estábamos nada contentos con nuestra prensa profesional, que no relataba lo que ocurre realmente, tanto en la clínica como en la vida de nuestros pacientes, etc., etc. Quizás sea este periódico lo que me permita entrar en nuestro asunto. Como no preparé mucho los puntos del tema, hay muchas cosas que con certeza olvidaré hablar, pero supongo que vendrán en el intercambio.
Como subtítulo de este Journal …después de habernos reunido no estábamos nada contentos del ambiente que decía que nuestra disciplina era…permítanme y me disculpo si soy chocante para algunos de ustedes, pero decidí que hablaría de la manera más franca…no estábamos contentos con que se diga que la psiquiatría era « bio-psico-social », y decidimos nombrar a nuestro Journal : Clínico, científico y psicoanalítico. Este sub-título era ya una declaración de doctrina, en la medida en que, en primer lugar, toda la tradición de la medicina, principalmente de la psiquiatría en la cual fuimos formados, produjo los considerables resultados clínicos que conocemos: era esencialmente una tradición clínica. Cuando se toman libros clásicos que todos hemos leído, como los libros de Seglas, encontramos páginas tras páginas de discusiones con pacientes, y esta alta tradición clínica de debate, de charla, había instalado a los psiquiatras en una dimensión muy particular porque privilegiaban el discurso, cualquiera que fueran las opiniones y las teorías que se formaban a partir de estos intercambios.
Sabemos muy bien, por ejemplo, en relación con un cuadro como el automatismo mental, que las teorías han sido muy variadas, y que De Clérambault tenía una teoría neurológica, mecánica, mecanicista que…pudiéramos hasta reírnos de esta teoría…pero dejó anotaciones clínicas que hasta ahora son para nosotros, no solamente válidas, sino que requieren la articulación de una doctrina en relación con estos hechos. Podemos tomar así lo principal de los temas académicos, ya sea el tema de la paranoia, ya sea el tema del síndrome de Cotard, o los síndromes más raros, como el síndrome de Fregoli, etc., etc. y observamos que todos fueron producidos por el trabajo difícil, lento, conflictivo del intercambio clínico con pacientes. En Sainte-Anne a inicios del siglo pasado existía una sociedad clínica de medicina mental que se reunía cada lunes por la tarde. Los alienistas eran muy pocos, en toda la región de París eran máximo unos cuarenta, venían unos veinte y la disciplina era presentar los diálogos y los casos interesantes tratados en la semana que precedía. No traje documentos porque viajo con poco equipaje, pero hasta ahora estos documentos guardan una pertinencia, un interés, no solamente clínico, sino histórico fundamental en relación a la manera de fabricar una clínica. Está claro que esta clínica ha evolucionado, pero mis maestros, los mejores, ya sea Georges Daumezon, o Jacques Lacan, se formaron en esto.
Entonces: Journal clinique, scientifique et psychanalytique. Científico claro está, puesto que la ciencia es nuestra hermana fiel, la que también nos ha formado, que en el campo de la psiquiatría no es posible prescindir de lo que la ciencia nos legó, pero con el hecho de que tenemos que mantener la discusión permanente con la ciencia debido a que la operación científica, desde el punto de vista epistemológico, es una operación forclusiva, en la medida en que para transmitirse requiere la elisión del sujeto en el discurso, si no, no se pudiera transmitir integral y pacíficamente. Entonces: Journal clínico, científico y psicoanalítico, ¿por qué tomamos este rumbo? Precisamente porque debido a que la ciencia por disciplina requiere la elisión del sujeto, ese sujeto habitará ¿dónde? Se producirá en sus quejas, también sobre el diván del psicoanalista. Porque nuestra clínica, en la cual fui formado y a la que intenté contribuir, funcionó con estos tres ejes, con este trípode.
Tendríamos que asistir a vastos debates sobre el tema, también conflictivo, de lo que sería el objeto de la psiquiatría. Ustedes saben que en los medios psicoanalíticos, el problema de la teoría del objeto, -decir que fue conflictivo es poco decir-, del objeto tal como Freud lo trató hasta el objeto llamado a por Lacan, pasando por la teoría del objeto de Abraham, de Melanie Klein, etc., es un conflicto que no acaba y que se mantiene porque el problema del objeto es fundamental en cada disciplina. En relación a la psiquiatría, ustedes saben muy bien que este conflicto no es menor, ¿cuál es el objeto de la psiquiatría? Si se dice que es la salud mental, me permito decir esto, debido a que me doy cuenta de que aquí en Ecuador, se habla mucho de salud mental y que, también se empieza a hablar mucho de salud mental en Francia… hasta ahora tengo que decir que yo no sé lo que es la salud mental, no sé. Si me plantean la pregunta de saber en qué punto está mi propia salud mental, tengo que decir que está bastante abalizada por la resistencia que recibo de la manera en la cual tengo que tratar a mis pacientes. Está claro que el objeto de la psiquiatría ha evolucionado, pero de qué manera, es una de las cosas que me gustaría plantear. De todos modos, puedo decir lo que ha ocurrido en Francia, y en lo cual participé a mi manera.
Les digo que hace quince días, por primera vez, los psiquiatras franceses y casi todas las asociaciones analíticas, hicieron un encuentro en Montpellier de dos mil profesionales, -somos diez mil en Francia- en celebración de la Revolución Francesa. La reunión llamada Etats Généraux de la Psychiatrie, « Estados generales de la psiquiatría », invitando a todos los que participan o que contribuyen en este campo, fue reunión de insurrección, preparada por casi todos los sindicatos profesionales franceses y las asociaciones científicas, y a la cual, a mi manera, yo había brindado mi apoyo al haber organizado, el año pasado para nuestro Journal, una reunión llamada -ustedes me perdonarán si el título parece un tanto crudo- Destrucción de la psiquiatría, desaparición del ciudadano.
Destrucción de la psiquiatría… ¿por qué? Porque hemos visto progresivamente, principalmente en estos últimos veinte años, la instalación de una falsa clínica, elaborada de manera pseudo-estadística y que borra progresivamente toda posibilidad de intercambio con los pacientes, con la obligación de referencias externas al campo, pre-establecidas y que introducen una neo-clínica que no tiene ya nada que ver con lo que nosotros hemos fabricado. Vimos aparecer un tipo de clínica que nos era dictada, no solamente por nuestra administración sino por la ola norteamericana de los grandes consorcios farmacéuticos; nos encontramos con una imposición clínica en la que se nos decía cómo teníamos que pensar nuestros problemas, negando completamente el hecho de que si hay alguien que debía saber lo que es nuestro trabajo, éramos nosotros en la medida en que lo fabricábamos, y que nadie tenía derecho de decirnos lo que debía ser nuestro trabajo, pues a nadie se le ocurriría la idea de dictar a un matemático lo que tiene que ser su trabajo, incluso si su trabajo lo vuelve loco. Porque nuestro trabajo implica la dimensión de un acto cuya responsabilidad es una responsabilidad personal, como siempre lo fue en la medicina. La medicina es un acto entre dos y cuando se libera a la medicina, y a la psiquiatría especialmente, de la dimensión del acto, se destruye la disciplina.
Entonces vimos aparecer los siguientes modelos importados del Canadá, -de los Estados Unidos de Norteamérica a través de Canadá-, modelos de control y de funcionamiento de los hospitales y de los servicios, protocolos multiplicados, códigos de buena conducta, referencias llamadas opposables [oponibles] -es una manera delicada de decir imperativos clínicos- multiplicaciones de controles varios y de evaluación de pacientes, para medir el nivel de satisfacción, etc., etc. En resumen, un terreno progresivamente ocupado por una red de imposiciones, cuyo carácter eminentemente sociológico y político, era completamente obvio, y con la idea escondida de que con buenas medidas sociológicas y quimioterapéuticas se resolvía el problema de nuestros pacientes, negando en el mismo paso, los problemas que presentan.
Destrucción de la psiquiatría…voy a dar otro ejemplo, -no sé si es el caso aquí-, en imitación a lo que se hizo en los Estados Unidos y que allá falló, -estamos siempre atrasados- instalaron en nuestros hospitales un sistema que se llama…poco importa como se llama el sistema…pero cuya meta era saber cuánto cuesta una enfermedad, cuál es el precio, no sé…de una oclusión intestinal, de una torsión de ovarios, etc., etc. Ya en medicina, en cirugía, es muy difícil saber el precio de una enfermedad: una apendicitis de un niño no es la misma cosa que la apendicitis de un hombre de 30 años, o de un hombre de 70 de la de uno de 80 años, si más allá de la apendicitis hay problemas del corazón o de los riñones, pero…quisieron saber cuánto cuesta una histeria, una esquizofrenia, una paranoia. El sistema se puso a funcionar, y con cierta amargura de quienes nos gobiernan en relación con el hecho de que necesitamos bastantes…[palabra ininteligible]… que si es posible saber qué cuesta la salud….cuál es su precio, cuánto cuesta es mucho más difícil.
En resumen, presenciamos con esta proliferación de protocolos, no solamente la suspensión para un médico, de la posibilidad de su propio acto, y en consecuencia de los pacientes, sino también la instalación de algo bastante interesante: yo la llamo el sistema de la comisaría política. Pero soy el único en decirlo, mis camaradas están más o menos de acuerdo, pero vimos cómo se instalaba en nuestros hospitales una doble jerarquía médica y enfermera, los enfermeros dependiendo únicamente de su propia jerarquía… y los médicos… como ustedes saben, en la jerarquía somos bastante flexibles, como sucede siempre entre los médicos, y eso es normal, pues la grave dependencia del acto supone que nuestra jerarquía permita a cada uno tomar la responsabilidad de lo que hace. Entonces, vimos cómo se instaló, a manera de lo que se hacía en los barcos de la marina soviética, la doble jerarquía con comisarios políticos para vigilar si los médicos, principalmente los más jóvenes y los más viejos, cumplen correctamente la obediencia a los protocolos varios, la obediencia correcta a los protocolos varios, progresivamente difundidos en nuestros servicios por la administración del Ministerio de Salud, que nos consideraba gente atrasada, incapaces de elaborar su propia disciplina.
Y por eso habíamos dicho: destrucción de la psiquiatría… pero también desaparición del ciudadano, en la medida en que, si uno está enfermo, lo mínimo es que, al llegar al hospital, haya alguien con quien hablar. Pero el destino que se realiza en todos los países del mundo para las enfermedades mentales, es característico del sistema político, -un país puede medir su calidad política con la calidad de la preocupación que tiene por sus enfermos-, el sistema que vemos actualmente lo llamo de « totalitarismo soft » de la sociedad neo-liberal, llega poco a poco a que, desafortunadamente, nuestros hospitales sean paralizados, a pesar de que antes estuvieron al mejor nivel mundial, por lo que sucede, ya no es el caso.
Por motivo de preocupaciones políticas que ustedes conocen muy bien, y económicas, presenciamos en Francia una reducción drástica de todas las camas hospitalarias, y en diez años se ha llegado a una reducción de la mitad, y hasta más. Con el problema que ahora desafortunadamente enfrentamos, cuando un paciente entra al hospital, como no hay lugar, estamos mucho más preocupados de qué hacer con el paciente que tendríamos que echar afuera antes de haber elaborado el problema que se supone nos plantea. En consecuencia, un sistema de apremio tal que, revela hasta cierto punto su verdad, y que resulta ser un problema clínico: ¿qué tipo de sistema es el que halla su goce tratando al hombre como mera carne?…¿cómo se dice « bidoche »?2… ¿hay un equivalente en español? Es una palabra del lunfardo francés….En fin, es un sistema de tratamiento de la carne, pero no de la persona; es un sistema que tiene una dimensión auténticamente peligrosa, y con lo que todos los colegas presentes en esa reunión, de la cual les hablé hace un instante, estuvieron de acuerdo. En la época en la cual teníamos medios mejores, habíamos realizado un esfuerzo enorme para que cada servicio tuviera la responsabilidad de un área geográfica, y con medios múltiples…ustedes conocen: los hospitales de día, los hogares, albergues…, etc. y habíamos logrado reducir de manera muy importante la capacidad de los asilos3 y, en el momento en que lográbamos hacerlo, nos hallamos con una situación tal, en la que nuestra propia posibilidad de continuar elaborando los problemas clínicos, se hace cada vez más escasa.
Muchos de mis amigos dicen que estos problemas que estoy evocando de manera rápida, son problemas generales, que conciernen también a todos los otros sectores de la vida pública, y muchos han observado la aplicación a los hospitales de los criterios que se aplican en la fábrica de clavos. Los criterios de management son los mismos.
De manera paralela, vimos la enseñanza de la disciplina cada vez más tomada en manos de los grandes laboratorios farmacéuticos, en la medida en que nuestra universidad no resistió bien al accidente. Muchos -es algo reciente- de los mejores que conozco han dimitido, y es la primera vez que se ve en la historia de la universidad francesa, que se renuncia a los puestos de enseñanza. Los jóvenes que caen en este campo se preguntan si no se habrán equivocado, se quejan de no tener con quién hablar, y se quedan espantados porque, lo que habían pensado a través de sus estudios de la psiquiatría, ya no lo reconocen; hallan una psiquiatría que ya no tiene nada que ver con lo que han leído.
Entonces…la situación de la ubicación del psiquiatra en el mundo contemporáneo…
Algunos de mis amigos me dicen que, claro que está bien este trabajo en relación con lo que no funciona en la sociedad, en los seres humanos; pero ahora se preguntan si el trabajo del psiquiatra no consistirá, desafortunadamente, en callar rápidamente la boca de la gente para que salga rápidamente del hospital y, se hallan en un hueco: el agujero aquel que no cesa de pedir que la máquina económica funcione. Hace quince días, uno de los colegas presentes en esa reunión, se quejaba de varias cosas que estoy diciendo, y dijo que el mayor hospital psiquiátrico francés, es el metro de París. Yo no tomo mucho el metro porque hace tiempos que me di cuenta de que, salía del Hospital Sainte-Anne para volver al hospital del metro, y entonces no tenía mucho tiempo para descansar.
Bien…son sólo algunas de las observaciones que yo quería hacer….Algunas más, si ustedes me lo permiten, en todo esto descubrimos también la medida de la reducción de la formación: hay menos psiquiatras, y en los psiquiátricos se ven obligados a sub-contratar a otros el trabajo; entonces estamos presenciando también varias consecuencias de las cuales no hablaré. Una sub-contratación de la disciplina con esta tendencia que podemos ver ya en el horizonte: llegará un día en que los psiquiatras tendrán una sola función, la de ver rápidamente al paciente para poner una indicación que ya estará realizada por otro. Con todo esto presenciamos también en este cuadro que estoy dibujando a grandes rasgos, una desespecificación de las funciones, ya no sabemos quién trata a los pacientes en esta sub-contratación, si los de la administración o los médicos; es decir, una desespecificación de las funciones, una desespecificación del carácter operacional de los lugares heterogéneos, la negación de todos los fenómenos transferenciales. En resumen, una desespecificación generalizada de los actos, con el resultado, en el seno del personal hospitalario, -enfermeras, asistentes sociales, y ahora también los responsables administrativos-, de los fenómenos de angustia en un régimen de pasaje al acto generalizado.
Como ustedes ven, estoy apenas dibujando, un cuadro que no es muy agradable, supongo que no estoy lejos de la realidad. En todo caso, ustedes habrán evaluado la importancia de la cosa de este problema central sobe el cual, los psicoanalistas y los psiquiatras presentes en el congreso del que hablé, estuvieron de acuerdo en varios puntos, entre otros: la necesaria definición del objeto de la psiquiatría, la defensa de una clínica y -en lo que tiene que ver con nuestra actividad- el rechazo de lo que esté dictado en función de criterios externos a nuestro campo.
Es más o menos lo que yo quería decirles. Si ustedes están de acuerdo, sería para mí un gran placer poder oírles sobre estos problemas de manera que, yo mismo pueda apreciar, y ustedes me hagan entender la situación clínica aquí en Ecuador.
Muchas gracias [Aplausos].
Pregunta: [Inaudible]
Dr. Czermak: Es una pregunta muy amplia…La función es variada, y función, por un lado, de la manera que un médico tiene de trabajar, pero también en función del ambiente en general; por ejemplo, si usted está en una guerra, en un campo de batalla, no se preocupa de analizar, en cambio analiza después…Me gustaría que usted aclare un poco más su pregunta…
[La aclaración de la pregunta es inaudible en la grabación].
Dr. Czermak: Digo lo siguiente, que los intereses privados, progresivamente, han superado a la disciplina clínica. Un médico cualquiera sea su orientación o su tendencia, en la medida en que hizo un juramento, es responsable del acto que realiza, y nada ni nadie puede superar esto. Presenciamos esa fuerza, esa ola de la manera en la cual los intereses privados han superado a los intereses del paciente y que ahora nos enseñan, por ejemplo, -supongo que aquí sucede lo mismo-, que tendrían medicamentos específicos para fobias sociales. No estoy aquí para hablar en contra de las empresas farmacéuticas, pues son bien necesarias.
Esteban Vega: ¿Qué se está haciendo en la universidad? Porque yo creo que la manera en cómo poder afrontar, de una manera racional…
Dr. Czermak: Es un asunto que pregunté a mis colegas universitarios cuando introdujeron en Francia la traducción del DSM, fue hecho por camaradas próximos a mí, del grupo del Profesor Pichoux, a 50 metros de mí. La introducción dice que es un documento ateórico, pero sabemos que es completamente falso, pues incluso si usted no tiene una teoría, tiene una teoría inconsciente, y la teoría del DSM es clara. Entonces escriben en la introducción que es un documento « ateórico », y nuestra universidad, entre ellos el ex-presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría, el Profesor Pichoux, hizo la traducción en Francia, y ahora empezaron a enseñar a los jóvenes con el DSM; y la principal actividad en el fin de semana, cuando los pacientes salen, es codificar la clínica en función del DSM; cuando los jóvenes hallan al paciente, se refieren al manual y entonces intentan a la fuerza que cuadre con el código, es un forzamiento, y después cuando usted lee los interrogatorios no sabe ya lo que pasó con el paciente, desapareció completamente. Entonces tenemos una responsabilidad de mayor tamaño, no es sólo universitario, tuvimos una pelea grave y nunca conseguimos…pero la reunión de la cual hablé, hace quince días tuvo unanimidad para decir: Niet, de manera soviética.
E.V.: ¿Qué se va a ser en la universidad francesa, o qué están haciendo los psiquiatras que están enseñando a los jóvenes que van a ser psiquiatras, los que tratan de esto, ¿qué están haciendo? ¿cómo están tomando las cosas, ustedes se están dejando absorber por esta ola, o hay alguna reacción… ?
Dr. Czermak: Hay ahora una pequeña insurrección que resulta interesante, digo pequeña, porque fue fuerte hace quince días, pero no basta la indignación, no sirve de nada; es necesario que haya un movimiento no solamente en nuestro seno, sino fuera, para que haya solución. Entonces ¿cuál será el futuro? No sé. El futuro va a depender, como siempre, de las decisiones políticas; es al más alto nivel que las cosas se deciden; si un gobierno lo halla satisfactorio, como me lo dijeron: « ¿de qué te quejas?…las cifras son buenas: menos pacientes; salen más rápidamente; no quiebran los cojones »…¡lo dijeron así altos funcionarios! Entonces ¿cuál será el resultado? No sé, pero las decisiones son tomadas a más alto nivel; cuando la universidad está destruida es una responsabilidad política, nadie puede…especialmente en un sistema público como en Francia, -lo esencial del poder de la enseñanza en los hospitales es público-, nadie puede ir contra… ¡Sí, sólo los camioneros cuando bloquean los caminos! En Francia tenemos una administración pesada. Los médicos no pueden hacer huelga pero tienen otros medios. Yo había hecho una propuesta pero no fue seguida, hacer un sello: « médico en huelga » y no llenar ningún documento, si no, marcar cada vez « médico en huelga », y entonces al cabo de tres meses no habría ninguna administración que pueda funcionar: todo el sistema francés paralizado; esto permite trabajar pero paralizando la administración. Pero me dijeron que no… -¿Hicieron tal intento? -« No ». -Y si la cosa no funciona, podemos intentarlo. Pero no soy miembro de ningún sindicato, sino sólo simpatizante, mis amigos responsables de sindicato me dijeron que era peligroso….bien. Claro que la administración francesa tiene una gran responsabilidad, es una de las razones, de los motivos por los cuales con algunos amigos hemos mantenido en el seno del hospital una enseñanza permanente, y que en nuestras asociaciones científicas hemos mantenido una enseñanza para que, el hilo auténtico de la clínica, no sea destruido por consideraciones externas al campo. Afortunadamente, todavía es posible enseñar de facto, incluso cuando no se es un enseñante de asignación oficial…afortunadamente. Pero hasta nuestros universitarios están temblando porque ahora la ola les golpea a ellos también, ¿qué es un enseñante universitario que no tiene más alumnos?… que tiene bastantes ideas y que lo único que puede hacer para tener alumnos, es enseñar, y si enseña bien, tendrá alumnos que no están previstos.
Dr. Matute: (Pregunta sobre qué hacer con la nosografía….) [Inaudible en la grabación].
Dr. Czermak: Usted plantea una muy buena pregunta, y que fue planteada hace quince días en la reunión de la que he hablado. Los colegas tuvieron la idea de que es necesario rehacer, volver a escribir una nosografía correcta…será un trabajo para que, cuando estemos todos retirados, esté terminado… buena suerte para los jóvenes, pero esta fue la decisión tomada con el consenso de todos los presentes en esa reunión: intentar re-escribir una nosografía que esté a la altura de todo lo adquirido…[continuación del comentario del Dr. Matute, inaudible en la grabación] Sí, sí….tuvimos consenso completo, el problema ahora será para nosotros pasar al acto. Su pregunta fue discutida y la conclusión es que se tiene que re-escribir muchas cosas…
Dr. Gallegos: Bueno, por lo avanzado de la hora vamos a dejar ahí las preguntas. A nombre de los auspiciantes de esta noche, los laboratorios…[risas del público], pedimos a los colegas psiquiatras que permanezcan un momento en la sala para hacer…[Inaudible]…
[Aplausos mientras el Dr. Czermak, saludaba retirándose del podio].