Todos, o casi todos reconocerán en el título la premisa freudiana Wo Es war, soll Ich werden, aunque incompleta o mejor pendiente, por lo que tiene que ver con este seminario y con mi lectura para este trabajo.
Conocemos el peso determinante que tiene en psicoanálisis la expresión Wo Es war, soll Ich werden. En ella se condensa el descubrimiento freudiano, tanto en su formulación teórica como en la exigencia que establece para la práctica clínica, cobrando su mayor alcance en la lectura de J. Lacan, ya que él la toma más de una vez en sus Seminarios y Escritos. Mi título se detiene en … (los puntos suspensivos) donde se abre el avance de Lacan en esta proposición
Es una proposición más que afirmativa, es una especie de “santo-y-seña” psicoanalítico. Es un imperativo que constituye un legado que, de un significante a otro significante de su formulación, articulan una enunciación que no ha sido de fácil acceso. Lo que se diga de su lectura definirá una práctica particular.
De hecho, fue necesaria la sacudida inicial con la que Lacan la propuso, para aclarar el malentendido generado por la prisa y la desorientación de los psicoanalistas post-freudianos. Fue él quien llamó a su revisión, alertando de las consecuencias y riesgos de traducción, interpretación y desvíos, dirigidos a deformar el psicoanálisis en una Psicología del Yo; empeñada ella en fortalecer una relación recíproca del Yo con la realidad, con miras a su adaptación, y a la garantía de una autonomía del Ego, como el mejor resultado terapéutico.
Sobre este fundamento ya esclarecido por Lacan, en el cuadro del Seminario que nos ha ocupado este año sobre El Acto psicoanalítico, he querido resaltar los momentos y el alcance subversivo de este aforismo freudiano.
Freud inicia la subversión alterando lo establecido por la concepción médica de salud y enfermedad, y por la filosofía y la psicología defensoras de la conciencia como principio y fin del psiquismo. Sabemos también que, sin dejarse impresionar por el escenario del dramatismo de la histeria, Freud se dejó guiar más bien por ella para descubrir que existía y se podía acceder a otra escena. La llamó inconsciente.
Lacan asume la línea de la subversión y con sus propias herramientas se interesa por el ello del que Freud habla como esa Otra-cosa en una de sus Nuevas conferencias, la N° 31 y lo trae desde allí a su escrito De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, para con Groddeck y Nietzsche dar fuerza al estatuto de un ello como pronombre impersonal, un Otro lugar presente y cerrado a la vez. “Ello”-piensa-y-piensa mal y duro dice, similar a decir “la cosa piensa”, marcando la diferencia con la afirmación de una instancia que tendría que ser sustituida por otra.
Este corte lacaniano, avalado por el significante y el objeto, permite, nuevas lecturas y proposiciones, si nos acogemos a la gramática, a la lógica, la topología, a las enseñanzas de la clínica. Algo de ello procuro decir.
Ello, entonces, a ser entendido como una referencia a lo indefinido, impreciso o, impersonal, que es en lo que Lacan se detiene, aludiendo a un lugar lógico y topológico como construcción del lenguaje. Ello o Eso con su propia estructura enigmática, que necesitará pasar por la rejilla de la elaboración, o mejor dicho ser tocado por el acto psicoanalítico, para dar cuenta de un sujeto que se decantará como dividido, como atravesado por la falta, como expresión del corte.
Es allí donde la segunda parte del enunciado freudiano, el que viene luego de la coma (soll Ich werden) es rescatado y resuelto por Lacan para una clínica realmente psicoanalítica, con un Yo en otra condición, que declina, cediendo su lugar a la realización subjetiva en su división.
En el seminario del Acto psicoanalítico, Lacan consagra el final de la lección VI a esta máxima freudiana para un nuevo acto subversivo, ahora orientado hacia el analista, a su devenir. La transformación que hace del soll Ich werden aquí, bien puede ser considerado el soporte de su dispositivo del Pase, si tomamos en cuenta que esta lección es del 17 de enero de 1968 y la presentación del dispositivo del Pase se encuentra en la Proposición del 9 de octubre de 1967, muy próximas ¿no? He leído este final de la lección tomando en cuenta su contenido con lo que despliega en todas las otras lecciones, quiero decir, la correspondencia entre analista y acto, particularmente en la lección 5 y en la 13. Cito de la lección 5: “…llegado al fin de análisis en el acto, si lo hay, y que lo lleva a devenir psicoanalista, ¿no tenemos que pensar que no opera ese pasaje más que en el acto que remite a su lugar al sujeto supuesto saber? … ese lugar viene a ser ocupado por quien hasta allí garantizó el acto, él, el psicoanalista devino ese residuo, ese desecho, el objeto a, él sabe que allí está el des-ser, es allí que el analizante ha golpeado el ser del analista”
Es una constante, a lo largo del Seminario, la relación de coexistencia entre el acto y el ser-des-ser-deseo del analista.
Y en la lección 13: Psicoanálisis es la cura que se espera de un psicoanalista. ¿Suena a tautología inútil? No. Y luego insiste en la pregunta ¿Qué es ser psicoanalista? ¿Por qué insiste? para “romper esa palabra de psicoterapia” responde Lacan.
Entonces, rescatar el Wo Es war, soll Ich werden freudiano al final de la lección 6, tiene el peso de autorizarse en Freud para poner en claro lo que debe advenir allí, a ese lugar donde Eso estaba. Es el objeto a el que debe advenir como único representante-semblante de la función de analista en el lugar lógico y topológico de objeto a.
Lacan propuso el dispositivo del Pase como un punto de orden, una opción, no lo defendió como un requisito o una obligación. Lo que él desentraña de la fórmula freudiana es lo que considera necesario de un pase, en el sentido de paso, pasaje, transformación, de un devenir como psicoanalista, es decir, del movimiento de la tachadura del sujeto al des-ser del objeto, no necesariamente para dar testimonio ante otros (que bien podría ser) pero más bien como una contingencia. El acto analítico sería su testimonio más válido. ¿Y cuál sería su lugar y su tiempo? El tiempo del acto analítico como un relámpago, el del momento justo de intervención del analista, que marca ese paso del antes al después.
Lo que a Lacan le interesa es establecer el argumento con el cual se desarman las exigencias didácticas o la mecánica de los encuadres psicoterapéuticos o académicos, definiendo con ello una dirección renovada de la formación de analistas. La Escuela y el Acto.
Creo que hay que leer despacio y con atención las modificaciones que introduce Lacan en el Wo Es war freudiano. Voy a citarlo una vez más, casi textualmente en el final de la lección mencionada. Ha reafirmado que la única materia del acto es el significante y habiendo reemplazado el ESO por la S tachada ($) lo justifica así: “me permitirán escribir esta letra S barrada, en la que el significante actuaría en el doble sentido, [por una parte] donde acaba de detenerse y [por otra] donde justamente iba a actuar; es decir, allí donde es y no es a la vez… [relámpago?] de ninguna manera soll Ich werden (yo debe advenir), sino yo que actúa, yo que lanza en el mundo esta cosa a la que podremos dirigirnos como una razón, yo de lo que introduzco como nuevo orden en el mundo, yo debo devenir el déchet, el desecho, el resto, el residuo.”
Es decir que, además de la revisión de la gramática de la proposición y del movimiento de lugares, señala algo muy importante que atañe al tiempo del pasaje y del acto, al movimiento inaprehensible del significante, de donde surge un nuevo orden de cosas y la cosa se decanta en el objeto a como desecho, como el lugar para el analista.
Una colega decía en nuestro espacio de Teoría – Clínica de los lunes, que ocupar ese lugar es duro, difícil, y hablamos entonces del necesario recorrido por el análisis de cada uno. Y por allí hemos podido marcar diferencias entre los beneficios de los títulos universitarios, y la formación de analistas, con la irresponsabilidad que implica la aventura de promocionarse en redes sociales como “psicoanalistas” gracias a un posgrado en teoría psicoanalítica, considerado como suficiente. Un psicoanalista en México dice que son los analistas salvajes que Freud combatió sin cesar. Es decir, no se adviene al lugar del objeto a en teoría. Eso, es efecto de acto psicoanalítico.
Termino. He querido resaltar la fuerza escondida del Wo Es war, soll Ich werden de Freud, que Lacan supo develar reafirmando la dinamia del inconsciente en su lógica significante con la operación del objeto a en la dirección de una cura conducida por (o con) un psicoanalista.