Sobre corrupción y perversión
09 octobre 2000

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SANCHEZ Iris
International

 

Introducción

En su discurso inaugural como Presidente de la Asamblea Nacional el 20 de diciembre
de 1997, el Doctor Oswaldo Hurtado expresó un voto poco común
en labios de un político : « Quiero ir a la Asamblea en búsqueda
de la verdad. Quiero escuchar razones…saber experiencias…Debemos tener la
humildad de aceptar que la verdad puede venir por caminos ajenos ».

Ciertamente que el psicoanálisis puede parecer, y por principio lo es,
un campo ajeno a la política, sin embargo desde el momento en que la
política es una de las manifestaciones del hombre, pues tal como lo decía
Aristóteles « el hombre es un animal político », el psicoanálisis
llega a ser uno de esos caminos ajenos al ejercicio de la política, a
través de los cuales puede venir la verdad. No sólo la búsqueda
sino el encuentro con las verdades es justamente el arte del psicoanálisis ;
de las verdades de los hombres y las mujeres más allá de los fenómenos,
de las conductas y de las apariencias con las cuales se revisten y encubren
esas verdades. Los psicoanalistas escribimos esas verdades con minúscula,
pues la experiencia nos muestra que en lo que al ser humano concierne no existe
la verdad absoluta, más adelante veremos por qué .

Al decir más allá de las conductas y de los fenómenos
me refiero a ese lugar descubierto por Sigmund Freud : el Inconsciente.
Es un lugar muy particular, pues siendo común a todos y cada uno de nosotros
los seres hablantes, en él se alojan sentidos, deseos, pensamientos,
procesos de los cuales no queremos saber nada y por eso estamos continuamente
haciendo como si no supiéramos de él. Es así que cuando
los psicoanalistas nos ponemos a hablar de lo que ocurre desde ese lugar podemos
resultar « chocantes », « antipáticos » y « complicados ».
Sin embargo, no podemos hacer de otra manera porque justamente las cosas de
las que hablamos poseen esas características y ellas son las que en parte determinan
la existencia del Inconsciente.

No les voy a hablar como lo hace un experto, sino desde mi experiencia clínica
con hombres y mujeres como ustedes y como yo, teniendo en cuenta ese lugar que
acabo de mencionar : el Inconsciente. A lo largo de 20 años de experiencia
clínica en el Ecuador, me he planteado preguntas cuyas respuestas no
están explícitamente en los libros sino en el texto del discurso
de mis analizantes, del mío propio y de la gente que frecuento. Para
elaborar algunas respuestas he tenido la ayuda de algunos de mis amigos y colegas
ecuatorianos ; el aporte de las reflexiones de amigos psicoanalistas como
Charles Melman y Marcel Czermak y su interés en América Latina
han dado cabida a mis interrogaciones y espacio a mis elaboraciones.

Hay algo que ha llamado mi atención a medida que el tema de la corrupción
ha ido cobrando actualidad y atención aquí y en otras partes del
mundo, ese algo es precisamente lo que inspiró esta conferencia. Se habla
de corrupción como un fenómeno ajeno a la mayoría, como
algo que se refiere a los otros y de lo cual seríamos víctimas.
Hay matices de esta cuestión sobre los cuales espero aportar algunos
elementos que revelen sus orígenes y sus causas, y así llevar
algunas luces a un aspecto del fenómeno que permanece oculto en las reflexiones
de otros ámbitos : la corrupción como efecto de los rasgos
perversos que forman parte de la estructura de todos los seres humanos y que
por tanto nos hace potencialmente corruptibles. Esos rasgos perversos no son
simplemente características, son arraigados procesos que nos estructuran.

Propongo abordar la formación de esos rasgos en la infancia, las formas
de educación que los refuerzan, los modos culturales que los encubren
como comportamientos socialmente aceptables y el sistema de apariencias que
los cultivan.

En la raíz latina (corruptio) de la palabra corrupción uno de
los sentidos es « alteración ». Es a ese sentido al que me voy
a referir en mi charla.

Desde la infancia

Desde la concepción nos vamos construyendo, constituyéndonos
como sujetos de deseo, del deseo de nuestros padres y como sujetos a la Ley
que nos manda en la cultura : la Ley de la prohibición del incesto
y del asesinato, es lo que llamamos la Ley Simbólica.. De esa Ley se
desprende una serie de trámites que pudiera resumirles de la manera siguiente :
llegar a vivir nuestras pulsiones y deseos en concordancia con los límites
de esa ley que rodea un imposible que se presenta en la realidad de modos diversos :
por ejemplo, no podemos pasarnos la vida entera en el vientre de nuestra madre,
ni quedarnos para siempre en su regazo, ni hacer de ella el objeto que colme
todas nuestras necesidades y satisfaga todos nuestros impulsos y deseos, tampoco
podemos colmar todos los ámbitos de la vida de nuestra madre : ámbitos
como el amoroso, el sexual, el espiritual. Siempre hay en todo esto algo que
hace barrera y corte : el parto, el destete, el Padre. De esta manera la
realidad que nos es externa se hace realidad psíquica y en nuestro psiquismo
sufre alteraciones que vamos a considerar a continuación.

Hay un momento muy particular en la vida del ser humano en el cual el proceso
de cortes y barreras cobra su mayor impacto : el momento en que enfrentamos
la cuestión de la diferencia de los sexos. Es una cuestión que
tiene valor de enigma pues, por un lado, el niño pequeño cree
que todos los seres están constituidos como él mismo, es decir
provistos de un pene ; al observar los genitales de las niñas y
percibir la diferencia, rechaza esta diferencia y se consuela diciéndose
que el clítoris es pequeño todavía y que cuando la niña
crezca le crecerá. Este es el primer movimiento en la construcción
imaginaria del niño, pero a medida que progresa en su investigación,
su teoría se va modificando, luego se dirá que la niña
sí tenía pero que le fue castrado y aquí introduce una
excepción : « las personas respetables como su madre siguen
conservando el pene »

Por otro lado la niña al percibir la diferencia entre ella y el varón,
también se enfrenta al enigma con algunas variantes, ella « lo ha
visto, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo… », y así alberga
la esperanza de que le crecerá algún día, luego realiza
el trueque del deseo de un pene por el deseo de hijo. Tanto para la niña
como para el niño, esta brega imaginaria se realiza conjuntamente con
otro enigma : el origen de los niños y su nacimiento, ambos construyen
complicadas teorías, en las que creen que tanto la mujer como el hombre
pueden albergar niños en su vientre, finalmente sus teorías evolucionan
adaptándose a la realidad de las diferencias. Sin embargo el proceso
mediante el cual llegan a esa adaptación permanece hasta la muerte como
un recurso cada vez que la realidad presenta límites a los deseos y que
para sostenernos y sostenerlos alteramos esos límites.

Este proceso lo conocemos como renegación o rechazo de la realidad,
y más precisamente como desmentido ; llega a tomar sus formas más
extremas en las perversiones.

Hay ejemplos clásicos de Freud con los que puedo ilustrarles como funciona
el desmentido, extraigo dos : el primero sobre uno de los casos famosos
de Freud, el « Hombre de los lobos », quien siendo niño al percibir
los genitales de su hermana se le ocurrió asegurar que era « el trasero
de adelante » ; el segundo, el de la señora que siendo niña
creía que tanto su madre como las tías admiradas por ella tenían
pene y que su tía « idiota » y ella misma habían sido
castradas .

Lo que está en juego en este drama que se reactiva con la percepción
de la diferencia de los sexos es lo que Jacques Lacan llamó el desmentido
de la falta en el gran Otro. Este gran Otro es representado primordialmente
por la madre. Lo que intentamos con el desmentido es recubrir la falta en la
madre y con ello por consiguiente la nuestra propia, aunque la nuestra propia
pueda ser admitida la del gran Otro no, pues al admitirla perdemos por un lado
la esperanza de llegar a colmar la nuestra y por otro llenar, colmar la del
Otro. Este drama se extiende así a todo aquello que concierne al ser
y al tener, sobre todo porque no hay una palabra, o para decirlo en nuestra
jerga, no hay un significante que venga a nombrar eso que somos o eso que nos
falta, ni eso que le falta al Otro. Es por esta razón que les dije hace
un rato que para el psicoanálisis no hay verdad absoluta, sino una cadena
de verdades en la que se escabulle el enigma sobre lo que somos realmente. El
desmentido suplanta lo que falta en un intento fallido por colmarlo.

Como ustedes lo habrán quizás captado ya, el desmentido consiste
en construir una idea que « retiene lo que rechaza » . No es una simple
denegación, no es sencillamente decir por ejemplo : « no es
verdad que las niñas no tienen pene » eso queda sólo a nivel
del discurso. Si el desmentido contiene en un primer momento una denegación,
no se limita a ella. Pues se trata de un proceso que da como resultado una fantasía
o como preferimos llamarlo en el lenguaje lacaniano ,un fantasma, para acentuar
su carácter de inconsciente. Este fantasma al tiempo que repudia la percepción
por lo que ella evoca, es decir la castración o lo que es la Ley Simbólica,
o también la falta, la mantiene pero transformándola en una idea
en la que no se transa definitivamente ni por aceptar la diferencia ni por negarla
totalmente . En resumen, es un compromiso que incluye ambas posiciones
en la reducción de una tercera que incluso se pone en acto y no sólo
en discurso. De la pluma de Octave Mannoni, ha llegado a ser clásica
la siguiente fórmula : es como si dijéramos « lo sé
bien pero aún así…. »

Ustedes se sorprenderían al conocer cuántas veces a lo largo
del día podemos llegar a poner en práctica esta fórmula
y el proceso que ella encierra aún en los actos aparentemente más
inocentes como por ejemplo, estacionar nuestro automóvil en un lugar
prohibido con el pretexto de que es sólo por un minuto (que dura a veces
horas) o que no va a venir un policía, o cuando faltamos al trabajo con
la excusa de que se murió la abuelita. O en los hechos menos inocentes
como por ejemplo el famoso « impuesto al PRE » en los actos de corrupción
denunciados durante el gobierno de Abdalá Bucaram.

Es decir, lo que empieza como una experiencia infantil continúa siendo
a lo largo de la vida un proceso por medio del cual logramos la satisfacción
de deseos prohibidos, haciendo como si desconociéramos esa satisfacción
y reconociéramos la prohibición. El logro no es sólo la
satisfacción sino sobre todo ignorar la causa de nuestro deseo, causa
que tiene un carácter fundamentalmente incestuoso y por ello inconsciente.

Como les decía hace un momento, este proceso del desmentido toma sus
formas más extremas en las perversiones y es de ellas que podemos aislar
de manera más precisa sus efectos :

1)Una relación particular con la ley, en la que la transgresión
es la regla por excelencia. La ley común a todos como ese elemento tercero
y externo que ordena la vida en sociedad, para el perverso es un obstáculo
para el cuál él busca la forma de evadirlo haciendo como si lo
respetara ; de ahí que para el perverso la ley que prima es la de
su deseo.

2) Una relación con el otro, en la que éste tiene como sola función
la de servir como objeto de satisfacción, lo que hace del otro no un
semejante sino un otro desechable.

3)Una relación con el saber, en la cual no hay saber que lo preceda
porque el saber que cuenta para él es el que él pone al servicio
de su voluntad de goce.

Todos nosotros en uno u otro momento de la vida ponemos en práctica
estos efectos, no de forma sistemática pero sí de manera aislada :
transgredimos las leyes ; nos valemos del otro con el propósito
de obtener alguna satisfacción, o lo ninguneamos por ejemplo, e incluso
hacemos recaer sobre el otro nuestro error y nuestra falta ; cuando el
saber del otro pone barrera a nuestros límites lo descalificamos :
a ese saber y al otro. Estos rasgos forman parte de la vida cotidiana.

En la educación

Sigmund Freud solía decir que la educación es tarea imposible.
En todo caso es un arma de doble filo, pues de lo que nos proponemos conscientemente
educar, es decir, engendrar, producir, resulta también algo más
que procede del inconsciente. Por ejemplo, para ser niños y niñas
educados debemos mentir : decirle a la abuelita que la sopa estuvo deliciosa
aunque nos parezca un brebaje espantoso, así la mamita queda bien, la
abuelita estará complacida ; y niño, niña, mamita
y abuelita quedan bien (mintiendo).

Cuando la niña y el niño van al maternal o al pre-kinder se les
altera la genealogía, de pronto las maestras son « tías »
y los maestros son « tíos », porque así es como si estuviéramos
todavía en familia : es el desmentido de que para ser hombres y
mujeres, es decir, ciudadanos con derechos y obligaciones como manda la ley,
debemos salir de las faldas de mamá.

Llegan a la secundaria y resulta que los « tíos y tías »
se convierten en « amigos », manera con la cual las erupciones de la
adolescencia se monitorean, se controlan, es decir, como en los tiempos de la
sopa de la abuelita se miente y todo el mundo queda « bien ». Pero ¿qué
hay detrás de este « quedar bien » ? Pues otro desmentido :
el de la vigencia de la autoridad y el de la brecha generacional, dos de las
representaciones de esa Ley Fundamental que mencioné al principio :
la de la prohibición del incesto y del asesinato.

El contenido académico de la educación también conlleva
alteraciones. Por ejemplo, después de 1941 se nos ha enseñado
que el Perú : « nos robó una región que representa
las dos terceras partes de nuestro territorio ». Cito textualmente la frase
porque es un significativo ejemplo de desmentido, pues en ella se pone de manifiesto,
el tipo de construcción que señalaba al referirme al enigma de
la diferencia de los sexos, a saber un fantasma o fantasía como resultado
de una percepción insoportable, dicho de otra manera el fantasma que
resulta de la alteración imaginaria de una realidad. La clave de esta
alteración está por un lado, en el « robó » en
vez de cualquiera de las otras palabras que resultan del efecto de una guerra :
conquistó o ganó, por ejemplo y por otro lado, en el « nuestro
territorio », siendo que ese territorio ya no es nuestro sino peruano, sin
embargo el « nuestro » no sólo queda en el discurso sino que
se pone en acto en los mapas oficiales ecuatorianos, en los que ese territorio
se incluye en los linderos del país. Sabemos muy bien una verdad :
que las guerras se pierden o se ganan y que la historia de la humanidad nos
enseña que los territorios también se pierden o se ganan en las
guerras. Este ejemplo tiene otras consecuencias, no solamente es la puesta en
acto de un fantasma o fantasía, sino que en un esfuerzo por sostenerlo
a toda costa ocasiona una rasgadura simbólica que merma los esfuerzos
para el progreso en pérdidas reales : en vidas, dinero y talento
que pueden servir para otra cosa. A eso también podemos llamarle corrupción,
ciertamente una muy particular.

Algunos modos culturales

¿Qué propicia que el fenómeno de la corrupción conozca
una extensión tan amplia en nuestras sociedades latinoamericanas ?

Si examinamos la historia de los orígenes de nuestros pueblos, a la
luz de los elementos que he puesto a consideración de ustedes, podemos
esbozar algunas respuestas menos conocidas en el amplio espectro de las reflexiones
sobre el tema. Voy a señalar tres desmentidos, los dos primeros son quizás
más evidentes, el tercero lo incluyo a modo de hipótesis pues
me falta trabajarlo con más rigor :

1) Nuestros territorios y pueblos originales fueron conquistados bajo una premisa
que quiso aparecer como un lema ennoblecedor de la conquista y que encubría
otros motivos que todos conocemos. Esa premisa era convertir a los pueblos descubiertos
al catolicismo al tiempo que en los actos se alteraron y corrompieron los principios
que dictan la doctrina de dicha fe.

2) Se planteó una pregunta que por un lado ponía en duda la premisa
y por otro apaciguaba el desconcierto de las diferencias encontradas y la culpabilidad
de los crímenes : ¿Tenían alma los indios?

3) Las leyendas nacidas de los testimonios históricos, aquí en
el Ecuador, sobre el mestizaje resultante de la conquista y de la colonización
resaltan sobre todo, por una parte, el abuso de los españoles con las
mujeres indígenas, las violaciones, y por otra, el sometimiento y la
humillación de las mujeres y de los hombres indígenas a un poder
supuesto absoluto de los españoles. No he encontrado todavía aquí,
leyendas que refuercen ese otro lado humano de los orígenes de los hombres
y mujeres que pueblan el planeta, a saber el del amor y el deseo sexual, y si
acaso se admite el deseo sexual de españoles y de indígenas que
se mezclaron se lo concibe como un pecado. En otras palabras, con las leyendas
de abuso y humillación se altera una realidad: la gran mayoría
de los niños nacen del deseo sexual de sus progenitores y del amor que
ellos confiesan dando así validez al fruto de la unión en el goce.
El matrimonio es algo que viene a sellar simbólicamente esa validez otorgándole
legitimidad; los matrimonios entre indígenas y españoles de la
época se plantean como medio para acceder y asegurar los territorios
y riquezas.(Citar la leyenda en Brasil).

Hay consecuencias de estos desmentidos que favorecen la incidencia de la corrupción.
Voy a nombrar sólo algunas de ellas:

1)Existe la tendencia a hacer prevalecer las reglas sociales sobre las leyes.

-El palanqueo para puestos, por ejemplo, es más efectivo que las
leyes de concurso.

-Protestar por abusos, injusticias o simplemente las llamadas vivezas,
está mal visto, porque la regla de « no hacer problemas » prevalece
sobre el ejercicio del derecho que otorga la ley. Aquí se nos escapa
que al « no hacer problemas » estamos sosteniendo un verdadero problema :
ser cómplices de la transgresión.

2)Los ciudadanos valen más por sus apellidos que por los méritos
que crean con sus talentos y trabajos. Como efecto tenemos la práctica
de la ineficacia y el desgano por una óptima formación.

3)El producto del talento y del trabajo, es decir la obra que de ellos resulta,
es rápidamente depreciable y hasta desechable, vale más la imagen
que el trabajador o el autor se crea con ese producto, el adagio de « cría
fama y échate a la cama » cobra así su pleno sentido.

En este escenario entonces, se hace más factible, incluso consecuencia
lógica, que el dinero llegue a ocupar el lugar de objeto privilegiado
que vendría a colmar imaginariamente la falta tanto en ser como en tener,
por el brillo y la prestancia que da a la imagen….

Para terminar….

En toda esta perspectiva que les expongo, la corrupción es un síntoma,
y como tal, es algo que revela y encubre a la vez. Como psicoanalista me he
ocupado más en lo que encubre valiéndome de lo que revela. Eso
que encubre el síntoma, y que en parte es una cadena de desmentidos que
resulta en una argucia del inconsciente para satisfacer nuestras pulsiones haciendo
como si respetara la prohibición, es estructural en todos los seres hablantes,
por eso les decía al principio que todos somos corruptibles.

Cuando en la estructura prevalece la ley simbólica y esa estructura
encuentra apoyo en un sistema social que la privilegie, hay formas más
inmediatas de combatir esa clase de fenómenos como es el de la corrupción.
Por lo que he puesto en consideración de ustedes me parece que en el
caso de nuestra sociedad, el combate es y será más arduo, más
trabajoso, y la aspiración de eliminarla resulta ilusoria, pues la corrupción
sea cual sea su forma siempre ha existido ; en unos tiempos más
encubierta y menos frecuentes que en otros.

Me he reservado para el final una anotación igualmente importante. La
operación del desmentido que como hemos visto hace la base de los rasgos
perversos y de la perversión, también está en la base de
los procesos de creación y de invención. Es así como la
ciencia y la tecnología avanzan tomando a cargo lo que resulta de lo
imposible en el ser. Por ejemplo, el ser humano ha tenido siempre un anhelo :
el de volar como las aves, nunca ha podido hacerlo ni lo podrá, pues
no siendo ave es imposible ; sin embargo en su afán por realizar
su anhelo inventó el aeroplano, el avión, las naves espaciales,
cuyos beneficios se encuentran en nuestro haber al igual que sus perjuicios.
Así como somos corruptibles somos también inventivos, y las soluciones
para combatir la corrupción llegan y seguirán llegando, a condición
de que en el afán por combatirla prime más la consistencia del
combate en sí y de que podamos revisar la cuestión sobre la imagen
que con mucha frecuencia se confunde con el maquillaje o la máscara.
Me faltó tiempo para desarrollar la cuestión de la imagen, muy
importante también en este asunto, pues por ella somos más fácilmente
corruptibles que por el mismo dinero, será para otra vez quizás….
Gracias por su atención.