Dr. Claude Landman. *
Marcel Zerr.- Estamos en la casa de la Alianza Francesa, una casa en donde Ecuador se acerca a Francia. Doy gracias en especial a Marlene Aguirre y a Iris Sánchez, que están con nosotros y que ha organizado este Encuentro. Y también al Sr. Landman que acaba de llegar hoy mismo. Entonces, él tiene un día un poco largo, gracias a él, que está con nosotros para empezar estas reuniones que van a tener durante esta semana.
Sólo algunas palabras para introducir, porque ustedes van a escuchar cosas más interesantes que lo que voy a decir.
Pienso que, si estamos aquí, es gracias también a un hombre bastante importante para ustedes y para mí también: Jacques Lacan, que murió hace 25 años más o menos ¿Sí?
Dr. Claude Landman.- Sí, sí, sí.
M. Zerr.- Y que creó cosas con su trabajo, con su reflexión, con su pensamiento, siguiendo la obra de Sigmund Freud. No sé si ustedes están de acuerdo con eso, pero yo sé que se puede también discutir. No sé si nuestro mundo globalizado -que tenemos en este momento- es tan complejo como en la época de Jacques Lacan. Estamos con la comunicación más importante, lo que llamamos la mundialización, también una producción de información, con lo que llamamos los mass media y que ya es un mundo un poco más complejo. Pienso que si es un mundo más complejo, hay que analizarlo siempre. Una cosa es muy importante: confrontar las ideas, abrir los debates, para descubrir nuevas herramientas de pensamiento. Eso puede servir para entender mejor nuestro mundo. Y es por eso que ustedes están aquí. El pensamiento no se lo debe perder, hay que guardarlo porque tiene una connotación importante, la de la universalidad, pero también tiene algo importante que es la creatividad. Es afinar un poco ese pensamiento para encontrar, no sé si son instrumentos, pero es todo el proceso de la teoría y del análisis.
Entonces, ustedes están con eso, más bien, no solamente con el pensamiento sino con todas las herramientas que sirven de guía. Quiero desearles el placer de enriquecerse con todo lo que van a escuchar, no solamente hoy, pero en los días siguientes. Nada más que eso y seguimos, no sé con quién.
M. Aguirre.- Yo quiero decir unas palabras…
M. Zerr.- Sí.
M Aguirre.- … para agradecer a la Alianza Francesa, que en esta ocasión, a través del señor Marcel Zerr, que es el nuevo Director de la Alianza Francesa en Quito, nos acoge permanentemente y hace así que nuestras actividades psicoanalíticas sean posibles. Gracias.
M. Zerr.- Yo sé que se reúnen cada mes de abril, cada año, después de la Pascua. Siempre.
M. Aguirre.- En esta vez está coincidiendo que, con el Dr. Claude Landman, nos hemos reunido en abril del año pasado y en abril de este año.
M. Zerr.- Bueno entonces que lo aprovechen. Gracias.
M. Aguirre.- Y Gracias a la Alianza Francesa.
M. Aguirre.- Bueno. Estamos este año, como nos lo acaba de recordar el señor Marcel Zerr, reunidos nuevamente en el mes de abril, con el Dr. Claude Landman, conforme nos hemos convocado a través de la invitación que empezó a circular entre nosotros. Es un segundo Encuentro alrededor del seminario de Charles Melman, el Seminario de Las estructuras lacanianas de las psicosis, trabajo que ya empezamos el año pasado. Para este año, aunque haya personas nuevas acá, el doctor Claude Landman ya no nos es nuevo, no hay necesidad entonces de presentaciones, y en el mismo estilo de trabajo que iniciamos el año pasado, a él, a nosotros, nos interesan las preguntas que hagan posible el intercambio, el despliegue de lo que él tiene para decirnos. Doy paso a que surjan por un lado las preguntas, y a que Claude pueda avanzar, con nosotros, el trabajo en estos días.
Dr. C. Landman.- Buenas tardes. Quiero agradecer vivamente al señor Marcel Zerr, por su acogida tan cortés y tan atenta a lo que representa para Francia, y más allá de Francia, la enseñanza de Jacques Lacan. Por supuesto, también doy gracias a mis colegas de Estudios psicoanalíticos lacanianos, en particular a Marlene Aguirre y a Iris Sánchez.
Con justa razón, Marlene nos recordaba lo que hemos deseado juntos como método de trabajo para este Encuentro. Tenemos entonces un soporte, un Seminario (1) de un alumno directo de Jacques Lacan, el doctor Charles Melman, que espero ustedes hayan leído y trabajado, y a partir de ese soporte, deseo que avancemos en forma de preguntas, preguntas que este seminario haya podido provocar. Y hay muchas. Es un seminario extremadamente rico, con avances clínicos importantes, no solamente sobre la estructura de las psicosis, sino también en el conjunto de las grandes estructuras clínicas. Es un Seminario que tiene por vocación, y Charles Melman lo precisa desde la primera lección, el aprovechar la escritura lacaniana. Dicho de otra manera, el ponerla a prueba en nuestra práctica. No podemos pensar que hoy en día pueda haber mejor tarea para aquellos que se proclaman y se inspiran en la enseñanza de Lacan, que no sea poner estas tesis a prueba de nuestra práctica.
Entonces, no sé si para empezar ya hay cierto número de preguntas que nos permitan entrar en lo más vivo de nuestra reunión, sabiendo que tendremos cuatro sesiones de trabajo. Es decir, la oportunidad de avanzar en este Seminario y abordar numerosas preguntas y problemas. Si hay preguntas entonces, estoy listo para empezar a trabajar como lo hicimos el año pasado, que fue muy provechoso; no sé si para ustedes, pero en todo caso para mí sí.
(Marlene Aguirre anima al público a formular preguntas).
C. Landman.- Vamos a intentar avanzar, y quizás las preguntas vendrán después.
Charles Melman dice en esa primera lección del 11 de octubre que, en este Seminario él se va a interesar en las psicosis, con la preocupación dice él, de verificar las determinaciones subjetivas, que el hablaser recibe en su relación con el significante. Es decir que no distingue lo que tendría que ver con las psicosis, como otra cosa que una modalidad particular de determinaciones subjetivas en una relación del sujeto con el significante. Es decir, que de inmediato hay allí un punto de vista ético que es el del psicoanálisis, el de no situar la psicosis en un registro de la patología, del síntoma en oposición a la norma, puesto que cada sujeto, sea cual sea su estructura, se encuentra determinado por los efectos del significante, y la psicosis o las psicosis, son una modalidad particular de determinación en la relación del sujeto con el significante.
En el transcurso de estos cuatro encuentros supongo que vamos a tratar de ubicar más precisamente, estas modalidades particulares de determinación del sujeto psicótico en su relación con el significante. Nos apoyaremos, como lo hizo Charles Melman, por supuesto, en las Memorias del presidente Schreber, pero si ustedes han leído el conjunto del Seminario, habrán podido constatar que Charles Melman pone siempre en perspectiva, la estructura psicótica con las otras grandes estructuras clínicas. Y lo dice él mismo, e introduce la cuestión de las psicosis por la vía de la distinción entre psicosis e histeria. Es una cuestión importante, práctica, puesto que aquellos que trabajan en un hospital psiquiátrico, saben hasta qué punto ciertas histerias son etiquetadas como psicosis. Es un primer punto que creo que es muy preciso en sus explicaciones, la distinción entre psicosis e histeria. Y ese momento Melman aprovecha para decir, que el concepto de psicosis histérica no le parece algo aceptable.
¿Creen ustedes que sobre este punto podemos avanzar un poco más? ¿Tienen preguntas al respecto?
Iván Sandoval.- Sí gracias. Esta mañana en la reunión del trabajo de Parcayacu(2) con el grupo que tenemos ahí, estábamos trabajando la lección 15 del seminario III de Lacan. Entonces hay una expresión de Lacan en la lección 15, que nos causó cierta dificultad y que tiene que ver con lo que usted estaba diciendo. Es esta que dice: « En la psicosis el significante está en causa y como el significante nunca está solo, como siempre forma algo coherente – es la significancia misma del significante- la falta de un significante lleva necesariamente al sujeto a poner en tela de juicio el conjunto del significante ».(3) Esta expresión, « en la psicosis el significante está en causa », nos produjo cierta dificultad. Quisiera por favor, que diga algo en relación con psicosis, significancia, histeria y significante, a propósito de la expresión « significante en causa ».(4)
Dr. C. Landman.- Usted tiene problema con el significante que está en causa en la psicosis. Lacan hace referencia a la falta de un significante.
I. Sandoval.- Sí, él está hablando de la falta de un significante primordial. Esta expresión « en causa », ¿qué quiere decir?
Dr. C. Landman.- Voy a tratar de proponerles una respuesta que espero podrá ser esclarecedora. Sea cual fuere la estructura, me parece que el significante está en causa, en cuestión, y que en efecto, a partir de ahí, el significante en causa es un significante que falta, lo que quizás sería, por lo menos en ese momento de la enseñanza de Lacan, específico de la psicosis; es decir, la falta de un significante que Lacan se verá obligado a retomar posteriormente como la falta del significante del Nombre del Padre. Sea cual fuere la estructura, me parece que el significante siempre es motivo de discusión. Y eso va en el sentido en que lo dice Melman al principio de la primera lección. Que como sujetos, todos estamos determinados por el significante. Pero a partir del momento en que un significante primordial viene a faltar, ese significante sería el causante en la psicosis. Lo que Lacan avanza es que como el significante está siempre tomado en una red, es ese defecto lo que tiene efectos sobre el conjunto de los significantes, y es a eso a lo que va a estar confrontado el sujeto psicótico, a esa manipulación, a ese manejo de la falta de un significante en la cadena significante.
Falta de significante que no está simbolizada en la psicosis porque sea cual fuere la estructura, y por el hecho de que tenemos que vérnoslas con un conjunto de significantes, hay siempre lo que Melman hace notar en las primeras lecciones, no sé si es en La tercera, hay siempre un significante que falta, es el famoso . Sobre ese punto, ¿me siguen? unos y otros, porque no me gustaría avanzar cosas que … está bien… Entonces, ese significante de la falta de un significante en el Otro, se encontrará habitualmente simbolizado y es el significante fálico el que de alguna manera vendrá a simbolizar esa falta de significante en el Otro. No es el caso en la psicosis, y el sujeto psicótico como lo decía hace un rato, por el hecho de la perturbación en el conjunto de los significantes, se verá obligado – el sujeto psicótico – a retomar el conjunto del sistema significante en su manejo mismo. Podemos decir, que la experiencia de Schreber es la ilustración de la perturbación del conjunto de ese sistema de significantes y la tentativa de Schreber de reelaborar el sistema significante, para paliar ese defecto de la falta de un significante no simbolizado, vamos a decirlo así.
No sé si he sido lo suficientemente claro, pero de todas maneras, le agradezco a Iván por esa pregunta porque da el tono de lo que estamos obligados a trabajar durante estos cuatro encuentros, lo que va a distinguir la estructura de la psicosis de las otras grandes estructuras clínicas. He dicho la psicosis, quizás sería mejor decir las psicosis, puesto que en el interior del marco de las psicosis, nos veremos obligados a ubicar diferentes formas de psicosis, de respuestas a la falta de un significante en el Otro … punto importante a considerar, he ahí lo que puedo intentar proponerles como, … no se si como una respuesta, pero eso es lo que esas frases de Lacan me evocan. Pienso que sea cual fuere la estructura, el significante está en causa, y ese es el enfoque original del psicoanálisis, el enfoque original del psicoanálisis ante la clínica, es decir, considerar que las diferentes estructuras son respuestas del sujeto, pero en su relación con el significante, con el significante en causa o en cuestión… se puede decir. Y creo que si Lacan habla de significante en causa, usted tuvo razón en ponerlo de relieve, puesto que usted sabe que Lacan relaciona la dimensión de la causa con el significante, ciertamente bajo la forma de la letra, pero de lo cual él dice que no es sino una estructura localizada en el significante. Creo que es el avance más importante de Lacan, el situar el significante como causa.
¿Alguna pregunta más?
M. Aguirre.- Yo quiero hacer una pregunta. Puede resultar obvia, pero me vino a partir de algunos puntos en el momento en que usted Claude habló de grandes estructuras. Es para decir ¿cuándo mismo hablamos de estructura? Pensaba en el encuentro anterior Claude, cuando usted decía: yo voy a dar una propia definición de psicosis, y habló de reacción, de aquello que está vinculado con esa dificultad de domicilio privado, en los significantes en el Otro que tendría el psicótico, y por otro lado, leyendo el texto de Melman, cuando en una de las lecciones finales, puede ser la 12, no recuerdo bien, pone su atención en el alcoholismo y habla del alcoholismo insistiendo y haciendo una diferencia de las toxicomanías, diciendo que el alcoholismo es una estructura. Es ahí donde pongo esta pregunta ¿cuándo hablamos de estructura? ¿Hablar de reacción en las psicosis como otra cosa que la estructura? ¿Qué es lo que marcaría la diferencia?, ¿O esto que usted acaba de decir, las grandes estructuras? Grandes estructuras ¿hay pequeñas estructuras? En fin…
Dr. C. Landman.- Hay una parte de la pregunta de Iván a la cual no respondí, que es la cuestión de la relación de la histeria con el significante en causa justamente. Creo que vamos a poder volver sobre esta pregunta, puesto que tiene que ver con la pregunta que acaba de plantear Marlene. He mencionado las grandes estructuras clínicas, para hacer referencia a neurosis, psicosis y perversión. Es decir, el trabajo que hizo Freud y sobre el cual el DSM I se apoyó, en la clasificación que da Freud. Siempre, y eso es importante distinguiendo estructuras. ¿Cómo podemos entender entonces lo que definimos como estructura?
Creo que Melman lo menciona a propósito del alcoholismo, es decir, que el gran número de alcohólicos que él vio en su consulta en el hospital psiquiátrico, presentaban en su discurso cierto número de invariantes, es decir, que el fenómeno clínico, es esencialmente ubicable en el discurso de los sujetos, de los pacientes, de los enfermos. Pues bien, esos fenómenos, a partir del momento en que se repiten en un gran número de sujetos, de manera idéntica, me parece que, con justa razón, se puede señalar el término de estructura. Pero no es una estructura que se funda solamente, esencialmente, en los fenómenos, no es una clínica de fenómenos. Contrariamente a la psiquiatría clásica, es una estructura que puede ser ubicable en las invariantes del discurso, e insisto en este punto. A partir de ahí, si estamos en capacidad de ubicar un discurso que se repite de un sujeto a otro, que presenta, por otra parte, manifestaciones sintomáticas idénticas, entonces, me parece que se puede hablar de estructura, pero, ustedes ven acá la distinción que hace Melman entre el referente estructural que tiene en cuenta no solamente al síntoma sino, también, el discurso del sujeto que presenta ese síntoma, en relación a la clasificación norteamericana del DSM IV o V, que sólo hace referencia al síntoma sin tomar en cuenta el discurso del sujeto que está habitado por ese síntoma.
Creo que tendremos oportunidad de desarrollar esos puntos a lo largo de estos tres días y es un punto de método que me parece fundamental y que distingue radicalmente la posición del psicoanalista de la posición del psiquiatra que se refiere al DSM IV. Dicho de otra manera, el síntoma, es eso en lo que todos estamos tomados, y en función del discurso de cada uno sobre este síntoma, estamos obligados a operar distinciones. Es decir, que eso vuelve a cuestionar todo el asunto de la morbilidad, se puede decir, aunque no sé si Lacan lo ha dicho, y si ese no es el caso, yo me voy a permitir parafrasearlo, nuestra relación con el significante es sintomática. Evidentemente, durante estos tres días, vamos a hablar también, con los últimos avances de Lacan sobre la topología de los nudos, donde aparece planteada la pregunta de lo que sería una relación del sujeto con el significante que no fuese sintomática. El dijo que en lo que le concernía, él decía: « yo soy un histérico sin síntoma » y estoy seguro de esa cita, quizás para responder a la pregunta de Iván, que en la histeria, eventualmente, sería posible situar la red de lo que tiene que ver con la relación asintomática, de un sujeto con el significante. Lo que sería algo extraordinariamente nuevo, y a lo que tendríamos que volver es, sobre esa humorada de Lacan de histeria sin síntoma. Y no estoy tan seguro de que se trate de una humorada. Me parece que es posible tomar esa frase en serio.
He ahí lo que permite intentar enlazar ahora las dos preguntas, aunque volveremos sobre esto. Inmediatamente, con algo de valentía también, adelanto que el Nombre del Padre es con seguridad un significante en relación al cual el sujeto no pudiera estar sin síntoma. El Nombre del Padre es un significante sintomático, sintomático de una cultura.
¿Otras preguntas? O la continuación de las mismas … preguntas…
Silvia Córdoba.- Quería, no sé, si me podría contestar sobre la segunda forma de histeria, porque según los textos en algún momento se me unía la idea del discurso de la histérica con el discurso del analista. En esta descripción de la segunda forma de histeria y ahí me hacen pregunta una serie de cosas durante ellas, si podría decir algo acerca de ¿qué es un corte no prescrito por el Otro? Porque esta referencia en Lacan de una histeria sin síntoma, me permitió hablar de esta cuestión que había salido de la lectura del texto de Melman. Gracias
Dr. C. Landman.- Sí, es una muy buena pregunta. Es una muy buena pregunta, porque en efecto, se pudiera pensar que la posición histérica a la cual Lacan hace referencia respecto a sí mismo, parece bastante cercana de lo que Melman menciona como la segunda forma de histeria. Y sin embargo, convendría distinguir lo que las diferencia.
A partir del momento en que Lacan nos dice que el analista no se autoriza sino de sí mismo, da testimonio de que no hay en el Otro en qué fundar ese deseo del analista. Que no hay en el Otro la escritura de un fantasma, es decir de ese corte prescrito por el Otro, es decir que el deseo del analista sería un deseo sin fantasma, es un deseo no prescrito por el Otro. Y entonces eso implicaría un acto, un acto que se puede asimilar a un corte voluntario, a excepción de lo siguiente: que ese acto, ese corte voluntario, no fuera una defensa contra la castración. Contrariamente a lo que se produce y que pudiéramos desarrollar en esa segunda forma de histeria, ese acto de sostenerse del deseo del analista, de autorizarse en él sólo por sí mismo, es algo que no está inscrito en el Otro. Es decir, que es un acto, diría yo, un acto nuevo de cierta forma, puesto que en la cultura antes de Freud, ese deseo no existía. Fue Freud quien lo produjo, por un acto.
El problema es que una vez que ha sido producido por Freud, no está sin embargo inscrito en el Otro, sino que cada psicoanalista que venga después de Freud, tiene que producir el mismo acto que el acto originario y fundador. Y fue la pregunta que Lacan se hacía evidentemente con respecto a la transmisión del psicoanálisis, es decir, sean cuales fueren los apoyos que podemos tomar en las teorías de Freud o las escrituras de Lacan, eso no basta para operar en la transmisión, una transmisión para el saber. Cada psicoanalista, como lo decía Lacan debe reinventar el psicoanálisis. Eso no quiere decir que hay que botar a la basura todo lo que Freud y Lacan han inventado sino todo lo contrario, cada psicoanalista tiene que pasar por esas enseñanzas, esas enseñanzas fundadoras pero no podrá ahorrarse el reinventar el psicoanálisis. Es decir, el plantear a su vez un acto que sea una invención, puesto que de alguna manera, no está ya ahí; a pesar del saber y el saber hacer, ustedes saben que una de las modalidades de la transmisión pasa por la transmisión del saber hacer. Y todo el arte del trabajo de control por ejemplo, es evitar, por parte del analista controlador, dar recetas del saber hacer que él tiene. El analista controlador, siempre tiene que tomar en cuenta, justamente, la relación del psicoanalista que viene a control con el deseo del psicoanalista. Ese es también el interés del control, por supuesto, es la dificultad.
Si se desea mantenerse en ese borde, he ahí que la transmisión del psicoanálisis choca contra un muro que es el punto de acto necesario para cada psicoanalista.
En todo caso, muchas gracias por la pregunta. Podemos volver sobre esa segunda forma de histeria que es el repudio, me parece que es la manera en la que Melman lo evoca, el repudio de la relación con el falo por un sujeto en posición femenina. Queda de todas maneras por verificar y considerar en qué queda esa escritura de . Eso da testimonio de que ese corte antecede al sujeto. Es decir, que en una histeria tenemos que vérnoslas con el establecimiento, mediante el Nombre del Padre, de la dimensión del Otro. En fin, volveremos sobre este punto. Me parece que Melman dice cosas muy interesantes sobre esa forma clínica; no sé lo que piensan ustedes porque es una clínica que encontramos, como una de las formas mayores de la homosexualidad femenina.
Creo que hay una lógica en todas esas preguntas que llegan.
Francisco Jaramillo.- Quería relacionar este momento del punto de la constante paranoica de la que habla Melman y esto con respecto al tema social. Por ejemplo tomando el punto de vista del panóptico en Bentham, ¿Cómo podría relacionar usted la parte social y el punto de vista individual de la constante paranoica de la que habla Melman?
Dr. C. Landman.- En efecto pienso … que habla de eso, en la tercera sí, ahí todavía además, la constante paranoica se la pudiera llamar la paranoia normal, la paranoia fisiológica, puesto que Melman insiste sobre esto de que el yo (moi), en principio, para cada uno se constituye a partir de un otro. Es decir que el yo (moi) es otro, otro en el centro, en el corazón de la subjetividad de cada uno. Es decir que cada uno tenemos en nosotros un pequeño otro que llamamos el yo (moi), nuestro yo. Y Melman insiste sobre esto de que este pequeño otro puede en ciertas circunstancias volver a encontrar su autonomía originaria.
Evidentemente es lo que vamos a encontrar en la clínica, como eso que llamamos las patologías del doble. La más evidente, me parece que es la de los celos del alcohólico que está convencido de que otro se acuesta con su mujer, sin darse cuenta que ese otro es su propio yo. También la encontramos en esa autonomía del pequeño otro reencontrado en el fenómeno del automatismo mental, por ejemplo, donde siempre hay otro que dobla y que habla al sujeto, sujeto en el que no se reconoce a sí mismo. Entonces, a esa constante paranoica hay que relacionarla con el imaginario, pero también podemos encontrarla en su dimensión simbólica y real. Si ustedes quieren podría desarrollar ese punto.
En lo que tiene que ver con la dimensión social de la paranoia, es cierto que por ejemplo la xenofobia constituye una dimensión social de la paranoia pero de la cual yo diría que es de cierta manera constante, quiero decir que los ideales que consisten en decir que la xenofobia no está bien, son ideales eminentemente respetables pero que desconocen las razones de estructura que están en el origen de la xenofobia, siendo el extranjero el surgimiento, en la realidad, de ese primer otro con el cual estamos identificados y que seguramente es un monstruo que nos amenaza.
Podemos buscar otras circunstancias de la paranoia social, pero pienso que la xenofobia es un buen ejemplo que es compartido. Entonces la pregunta que hay que hacerse para nosotros como psicoanalistas, es saber si la xenofobia puede ser evitada y cómo. Pero eso no es evidente, no es obvio, ahí radica toda la dificultad. Si se ha pensado que la educación política pudiera terminar con la xenofobia, nada es menos seguro. Basta con que haya un extranjero que no habla la misma lengua, que no tiene la misma religión, el mismo color de piel para que automáticamente esa figura del primer otro amenazador, basta con esas apariciones en la realidad para que se produzca ese efecto que induce la xenofobia.
Tenemos que vérnoslas en forma virtual con un otro en nosotros que nos amenaza. Eso es virtual, pero en ciertas circunstancias, por ejemplo el nacionalismo; por cierto número de razones, un país se halla atrapado en una fiebre nacionalista y automáticamente hay un enemigo. Ustedes ven entonces que ahí tenemos que vérnoslas sobre todo hoy día y a pesar de lo que nos recordaba el señor Marcel Zerr, es decir, de ese gran movimiento donde las fronteras se borran, basta con poca cosa para que esas fronteras vuelvan a cerrarse, y para que entonces se perfile la dimensión del enemigo. Pero el enemigo siempre está primero en nosotros. Entonces ¿podemos deshacernos de esa alienación? Yo creo que eso sería una medida de higiene, primero el reconocerla y quizás eso vendría a temperar esa constante paranoica. Eso ya está en Psicología de las masas y análisis del yo .
Magdalena Cuvi.- De lo que entiendo, cuando usted hablaba de las mujeres ¿verdad?, porque cumplían una religión distinta, un color de piel distinto, pienso que se volvían amenazantes dentro de una colectividad. Claro, automáticamente … (no audible) esto parecería ser casi inevitable ¿verdad? Muy difícil de cambiarlo ¿no? Tengo dos preguntas: la una es ¿por qué generalmente, los grupos de derecha, tienden a ser los más xenofóbicos que los que no son tan de derecha? Y la otra cuestión que me surge es aquí, en nuestros países latinoamericanos, en los que no hay, hay una gran variedad de por ejemplo concretamente en Ecuador de color de tu piel, de religiones, de cosmovisiones. Podemos hacer dos grandes grupos por último que es: el grupo de los indígenas y el de los blanco-mestizos, y allí sería como muy difícil (no audible) estaríamos permanentemente amenazados los unos y los otros.
Dr. C. Landman.- ¿Es ese el caso? ¿Es una pregunta? No sé.
M. Cuvi.- No, o sea, bueno, yo creo que de alguna manera sí hay, pero también creo que se cruzaría con la cuestión creo de algún grupo de derecha que son los que más amenazados se sienten, por ejemplo, los mestizos se sienten más amenazados que los indígenas…
Dr. C. Landman.- Pero creo que ahí pudiéramos avanzar gracias a su pregunta, y avanzar de una manera quizás no trivial que plantea la pregunta sobre el catolicismo en el sentido etimológico del término, es decir, la universalidad de un Dios, puesto que creo que Melman hace referencia a eso en su Seminario. Hace referencia a la religión, a esa colocación a partir del Dios Uno, del Dios del monoteísmo, la ubicación de un biteísmo, es decir, la de un dios que sería un Dios viril, colérico que de alguna manera estigmatizaría y un Dios que al contrario sería un Dios sufriente que estaría en el registro de la demanda. ¿Es qué eso sería legítimo? Es una pregunta que planteo. Avanzamos me parece de una manera un tanto masiva. Eso que usted evocaba como la ideología de la derecha y la ideología de la izquierda, para simplificar, ¿no sería esa la manifestación en la vida política y social entre otras cosas?
Porque seguramente hay otras cuestiones para hacer esa diferencia de derecha e izquierda. ¿Es que no sería el efecto, los efectos de ese biteísmo? Porque pudiéramos decir también si retomáramos las escrituras de los discursos de Lacan, el discurso del Amo, es decir la referencia al significante Amo y al deseo, y luego el discurso histérico. ¿No es cierto que va a interpelar justamente al significante Amo en nombre de un padre que se sitúa en el registro de la demanda y del amor?
Es decir que estas dos tendencias, ese desdoblamiento divino, siempre está presente en las instituciones religiosas. Ustedes verán por ejemplo, yo no conozco muy bien la historia de las religiones en Ecuador, pero seguramente había instituciones que se referían a un Dios de deseo o más exactamente que autoriza el deseo y un Dios todo amor. Creo que eso está en la religión misma. Entonces es que por eso que se dio ese gran movimiento de los años sesenta de sacerdotes que vinieron a América Latina, de sacerdotes latinoamericanos que han combatido por las minorías y por los pobres sobre los cuales ustedes saben que se opusieron frontalmente a ciertos teólogos del Vaticano. No sé si estoy diciendo tonterías pero es algo que en Francia se percibió de esa manera, el movimiento del Vaticano dos. [El movimiento de la Teología de la liberación aclara I. Sánchez], que ciertos sacerdotes pudieron conducir, en posiciones que hay que decir eran muy extremas y problemáticas. Es decir, no estoy haciendo un juicio, pero ahí lo que trato de mostrar es si hay determinaciones de estructura que puedan explicar eso. Los fenómenos ante los cuales habitualmente, hay que decirlo, están atados y nos preguntamos luego de lo que ha pasado por qué vuelven a comenzar. Entonces si hay razones de estructura, me parece que el psicoanálisis tiene algo que decir en eso y de una manera que no es trivial.
M. Aguirre.- A propósito de este punto que se acaba de tocar, quiero pedirle a Claude ampliar un punto que tiene que ver con la lectura del seminario de Las estructuras lacanianas y que me pareció conectado con los Seminarios de Lacan que venimos trabajando: el cuatro y el nueve(5) . Melman inicia el seminario con la pregunta referida a la histeria: ¿qué quiere una mujer?, más adelante encuentro la referencia frecuente a ¿qué es un padre? A veces habla de un padre vivo en el caso del psicótico, de un padre muerto en el neurótico, etc. relacionado en otros momentos con el rasgo unario, con los significantes amos, del Otro, etc. Eso me llevó a pensar en nuestra inscripción en una cultura que es fundamentalmente cristiana, católica y en lo que dice Pierre-Christophe Cathelineau, a partir del seminario del Nombre del Padre y del nudo Borromeo, sobre el anudamiento entre amor divino, muerte y cuerpo, sobre el fondo de los tres monoteísmos. Pienso en las consecuencias que eso tendría para pensar por ejemplo en la posición sexuada, lo hetero-sexual, incluso el des-ser del analista. Yo le pediría a Claude si pudiera ampliar un poco este punto, aunque yo sé que es vasto.
Dr. C. Landman.- Sí, por supuesto. Escuche, siempre, y creo que Melman lo dice explícitamente, es siempre inquietante una práctica del parloteo – del bla,bla,bla como se diría en francés – esa práctica del parloteo, es capaz de levantar preguntas y eventualmente, proponer respuestas. Es cierto que eso da miedo, reducir a partir del nudo Borromeo al cristianismo y al judaísmo y distinguirlos así. Y sin embargo, si consideramos en efecto que es el significante lo que nos determina, el sistema significante del cual hace referencia, del cual dice en algún lado, que es un gigante, un gigante desde el momento en que se encuentra desprendido del lazo gulliveriano de la significación. Dicho de otra manera, es un gigante encadenado, el sistema significante, es un gigante encadenado por el lazo de la significación. Es una metáfora pero que dice mucho sobre la importancia de la dimensión del significante que nos determina individualmente, socialmente, en nuestras relaciones con el otro sexo, pero también con el trabajo, en el nudo de la producción. He ahí todas las preguntas que Lacan ha suscitado a partir de la formalización de la lógica del significante, de las escrituras de la lógica del significante.
Evidentemente Lacan, no se hacía comprender fácilmente, porque él consideraba, probablemente, que ese instrumento que él tenía a su disposición, no había que ponerlo en cualquier mano. Y de seguro es una posición ética. El riesgo de ver una vez más el desvío en provecho de la canallería, lo que es de seguro un instrumento de des-alienación mayor. Entonces Lacan avanzaba prudentemente, y él no deseaba hacerse comprender demasiado rápido por las razones que acabo de mencionar en este momento, lo cual no impide que se planteen preguntas tan candentes sobre los diferentes monoteísmos, por la vía de la estructura. Y es eso lo que Pierre-Christophe Cathelineau hace. Estamos en el día de hoy en una época, en la cual eso es más fácil de escuchar, de todas maneras Pierre-Christophe Cathelineau plantea lo que Lacan propone en los Nombres del padre, pero en fin vemos ahí, cuál es el tipo de preguntas y respuestas que han tenido consecuencias mayores y que todavía las tienen, puesto que esas preguntas mantienen un conflicto, que data de más de 60 años en el Medio Oriente. Son esas preguntas que permanecen sin respuesta. Por supuesto, el discurso psicoanalítico permanece confidencial y una vez más debe cuidar lo que puede ser utilizado y desviado. De ahí que hay que tener una cierta prudencia legítima, prudencia que no impide decir las cosas, pero decirlas aplicando para cada uno un modo de entrada que no sea demasiado brutal ni inmediato.
Ya son las seis menos cinco. Última pregunta.
Pregunta.- Mi interés está un poco más en la parte clínica. Si es que la diferencia entre la psicosis y las otras estructuras es tan clara pero igual existen dificultades de diferenciación ¿no es cierto? Me parece que si usted puede, no sé si con ejemplos, o poner, no sé, los puntos en los que usted crea que hay mayor dificultad, se pueden confundir una estructura con otra, esos puntos en los que uno no sabe, en los que uno puede identificar a un paciente en una estructura y en otro momento en otra estructura. La diferencia del mismo discurso. Ese es mi interés, no sé como hacer la pregunta, en todo caso, en esas diferencias de estructura…
Dr. C. Landman.- Escuche. Quizás eso lo volveremos a hablar mañana, espero. Melman aborda una distinción de la psicosis en relación a otras estructuras. Dice algo que me parece bastante nuevo, y que es el goce del psicótico; que no podemos gozar de él, y que su goce, su sufrimiento es de alguna manera sin objeto, no se lo puede compartir, no se puede gozar con él. Contrariamente al goce común, que de seguro es compartido. Entonces, me parece que es una distinción original, como si en el fondo ese goce no estuviera dirigido al padre, no tuviera testigos, como si no se dirigiera especialmente ni al pequeño otro ni al Otro; y menciona las tentativas de la antipsiquiatría que de seguro fracasaron en ese punto. Creo que si desarrollamos ese punto podremos ir bastante lejos y responder lo mejor posible a su pregunta, con consecuencias en la práctica con el psicótico para, al mismo tiempo, localizar la dimensión de la psicosis e igualmente orientarse en el trabajo con el psicótico. Es decir, con un psicótico, la posición cristiana por ejemplo, es problemática. Lo digo sin hacer un juicio. ¡Hasta mañana!
I. Sánchez.- Muchas gracias por su presencia. Retomaremos mañana a las once de la mañana..
Notas :
* Traducción simultánea: Iris Sánchez.
Trascripción: Francisco Jaramillo y Carlos Tipán.
Edición: Marlene Aguirre
Colaboraron en la lectura final: Iván Sandoval e Iris Sánchez.
(1) Melman, Charles, Les Structures lacaniennes des psychoses [Las estructuras lacanianas de las psicosis], Seminario, Ed. de la ALI, 2ª edición, París, 2000
(2) Referencia al Hospital psiquiátrico « Sagrado Corazón » de Parcayacu.
(3) Lacan Jacques, Seminario III, Paidós, Buenos Aires, 1998, pp. 289.
(4) N.de Ed. Habría que señalar que aquí está implícita la dificultad que ofrece la traducción al español de expresiones como mettre en cause, mettre en question : poner en tela de juicio, que en esta ocasión haría referencia, por una parte, a aquel significante que en tanto faltante resultaría el causante del modo de funcionamiento en las psicosis, y por otra, a que el funcionamiento significante en las psicosis sea puesto en duda, cuestionado.
(5) Seminario IV: La relación de objeto . Seminario IX: La identificación .