La ética, siempre… ¿pero cuál?
Charles Melman insistió varias veces en el hecho de que la dispersión de los alumnos de Lacan, en múltiples escuelas, se debía menos a las querellas de las personas o a sus ansias de poder que a la promoción de una cierta lectura de su enseñanza, correspondiente a éticas diferentes. Así el aporte de Lacan en torno a su ética del deseo, y luego del discurso y del bien decir, no ha permitido llegar a una unidad en este asunto. Observen sencillamente las diversas interpretaciones sobre su invitación a “no ceder en su deseo”…
La ética propia de tal o cual corriente analítica, ¿dependerá del síntoma o de la moral de un conductor? ¿Será singular en cada sujeto? No se podría entonces hablar de una ética del psicoanálisis. Si se puede abordar la ética analítica como una manera de anudar seriamente práctica y teoría, en un vaivén permanente que toma en cuenta el real, indudablemente ella no puede imponerse para todos y de manera definitiva. No obstante, se puede señalar que para Freud y para Lacan, ella apuntaba a una asunción de la verdad, esta verdad que no se puede decir toda -siempre el real- pero que se busca en una cura, con los riesgos que eso conlleva. ¡Poco importa si eso no gusta!
Hoy en día se observa cierta corriente analítica que se desarrolla afiliándose lo más cerca posible a nuestra modernidad. Con la constatación de que numerosos pacientes han recusado, denegado o incluso forcluído el Nombre-del-Padre (lo cual trae toda una suerte de implicaciones clínicas), algunos colegas estiman que es tiempo de rechazar nuestros propios conceptos: se acabó el falo (¡palabrota!), el Nombre-del-Padre, la castración, el fantasma… He ahí cómo asoma un psicoanálisis woke, cuya ética parece sobre todo consistir en una liberación de todas las obligaciones anteriores. ¿Para qué nueva teoría? ¿Y con qué consecuencias?
Melman habría dicho sin duda que no hay razón para que los psicoanalistas no estén ellos mismos embarcados en la psicosis social. Sin embargo, él no escatimó esfuerzos para tratar de evitarlo.
¡Buen año para todos y para nuestra asociación! No faltará trabajo.
Traducción al español: Iris Sánchez