Nuestro encuentro estival estuvo sabroso y, al parecer, fue apreciado. Ha sido la ocasión de escuchar los testimonios de psicoanalistas, lectores de lacan, interrogarse sobre la actualidad de una enseñanza, practicantes del psicoanálisis que se cuestionaban a partir de su propia experiencia – por haber sido analizantes. El discurso universitario, incluso el del amo, que hubieran podido procurar una forma de certeza a quienes intervinieron, dejaron un bello lugar a una enunciación de clínicos.
También, después del estudio del seminario de Lacan sobre El Acto, nuestra Asociación organiza sus actividades del año en torno al seminario sobre La Transferencia. Es un enlace afortunado que atañe al meollo de nuestra práctica. Señalemos que, después de La Ética, seminario en el que Lacan precisa el posicionamiento del analista, su seminario sobre la Transferencia nos hará trabajar aquello que permite al analista operar: la suposición de un saber que le está dirigida a él. Trabajar en transferencia permitirá al analizante aprender algo sobre su deseo, sobre la división entre saber y verdad.
La tónica está dada, este seminario nos confrontará a la ética que caracteriza a nuestra praxis, sin esquivar las dificultades. Además, nuestro seminario de invierno será una etapa que queremos habitualmente freudiana, sobre estas cuestiones clínicas. Tendremos la oportunidad de verificar de qué manera ha evolucionado la transferencia a partir de este seminario de Lacan. ¿Será que la evolución de nuestro lazo con la autoridad tiene algo que ver en esto?
Adelante, atravesemos este texto juntos, con la transferencia de trabajo que tejemos desde las diferentes ciudades en las que ejercemos. Esta clase de transferencia requiere una base de confianza, por supuesto, pero agreguemos la seriedad y el rigor que se le reconoce a la A.L.I. apoyándonos, otra vez, todavía, en el centro de gravedad federador como es el estudio del seminario de Lacan.
Omar Guerrero
Por el Buró de la A.L.I.
Traducción al español: Iris Sánchez