En los campos de honor
06 février 2015

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MELMAN Charles
Editos, Rue des Archives

 

Aquellos que acaban de caer en el campo de honor eran humoristas y judíos. Se observará que este honor sin embargo no debe ser el mismo, ya que unos trabajan sistemáticamente en desinflar la tripa fálica, y eso, cualquiera que sea su representante, mientras que los otros son el clero. No obstante, la tarea de este último debe ser pesada puesto que él pasa mucho tiempo queriendo aliviarla, precisamente con el humor. Si los otros por su lado alegan la libertad de expresión para justificar su irrespeto, ellos la transforman en un valor universal supremo, no lejos de ser a su vez sacralizado y que los lleva a la casilla precedente; no hay posibilidad con la prohibición de reírse del derecho a reírse.

No se sale tan fácilmente de los efectos de la tripa fálica.

Lo más cómico es que la alternativa parece precisamente lo que hoy en día divide al mundo. Entre, por una parte, los apasionados y, por otra, los vacunados. En teoría son los primeros quienes deberían ganar, ya que morir por la causa fálica es el primer mandato de su programa. En cuanto a los otros, basta con que progresen y que el irrespeto se vuelva la regla aplicada dominante para que su victoria los ponga en el desempleo: ya no habría nada más para llevar a su lápiz.

Afortunadamente para ellos, nunca ha habido la más mínima libertad de expresión. La rebelión contra la opresión, en efecto, no se impone menos que la represión misma. Pero al final de cuentas, vale mejor aquella que se reclama de Dios que aquella, pagana, de los nazis. Esta última jamás ha soportado el humor. Lástima que las corrientes religiosas puedan tener la misma alergia.

¿Cómo salir de eso? Leyendo mi crónica, por supuesto, y aprendiéndola de memoria.

Ch. Melman

Traducción al español: Iris Sánchez.