La partida de Denise, como cierre de su vida fructífera, trae consigo un cúmulo de recuerdos, enseñanzas, palabras, intercambios y, por supuesto, agradecimientos. Todo ello en el marco de su sonrisa.
En la visita de miembros de la ALI a Latinoamérica en el año 92, ella estuvo presente, y la huella de su paso por Quito pervive. Una anécdota, aparentemente trivial, cobra hoy la dimensión propia de lo que ella era y aportaba, de forma más bien discreta: Mientras compartía la Mesa con la Decana de la Facultad de Psicología que presentaba el evento, Denise se percató de que la Decana lucía unos aretes que tenían la forma del nudo borromeo. Lo hizo notorio, con un comentario simpático. Fue un momento gracioso, pero sus efectos hasta hoy, son parte de nuestra historia ecuatoriana de la transmisión del psicoanálisis en el estilo de la ALI. Los ecuatorianos que empezamos a viajar a París en búsqueda de formación, sabíamos que podíamos contar con ella, con su generosa acogida.
Gracias Denise por este legado de un psicoanálisis de rigor y de rostro amable.
Marlene Aguirre