El ars psicoanalítico y el significante Acto
28 juin 2025

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Carlos Antonio RUIZ-ELDREDGE
Textes

 

Conviene reflexionar sobre mi elección misma de la palabra ARS. Esta palabra latina se deriva de artis, y significa oficio, arte, talento, destreza. Y puede resonar con eros o arsénico. El ars no evoca simplemente una técnica o un saber hacer, sino una forma de expresión que se realiza lo más cerca posible de lo humano, en su deseo, sus fantasmas y sus trayectorias personales.

 

El Acto cobra sentido en el encuentro, mi intención es de hablarles de mi experiencia clínica y lo que resuena en mi a través de mi encuentro con Lacan.

 

El Acto psicoanalítico se desarrolla en un diálogo a tres, determinado por el lenguaje y la palabra. Refleja un proceso inconsciente. Pasa por la demanda del paciente, signo de su libre adhesión, la escucha flotante y la transferencia, que activa el mito del psicoanalista como sujeto supuesto saber. La escucha flotante se basa en tres dimensiones: la escucha, el entender y la interpretación. La escucha acoge sin juicio, el entender capta los significados ocultos, y la interpretación ayuda a descifrar los mensajes inconscientes.

 

El acto psicoanalítico busca transformar la tensión entre fuerzas opuestas, similar a la ley de acción y reacción de Newton, en una dinámica de movimiento y dirección. En lugar de un conflicto estático, se introduce un pivote que redirige la energía libidinal del paciente, hacia un nuevo rumbo.

 

El ARS psicoanalítico consiste en conjugar las fuerzas presentes para orientarlas hacia una creación de un acto simbólico que extrae al paciente del goce inmediato y no regulado. En resumen, el analista permite al paciente dar un nuevo impulso a sus fantasmas y angustias, cuando el campo del deseo está saturado, con el fin de permitirle no ceder en su deseo, un deseo que se emancipa de la simple confrontación.

 

Lacan desplegó el psicoanálisis de manera crítica, dotándolo de un cuerpo conceptual, orientado al análisis de los elementos contradictorios relativos al inconsciente estructurado como un lenguaje.

 

En esta dirección, Lacan avanza, por ejemplo, en lo que respecta a la repetición, que esta hace eco a un pasado reprimido que se manifiesta a través del lenguaje y la palabra, mediante significantes repetitivos. Sin embargo, el acto psicoanalítico, va a repercutir sobre un nuevo tejido con ese pasado, de una nueva orientación de aquello de lo que lo que se oye está inscrito en el cuerpo. Así, un acto no es simplemente una reactivación de eventos pasados, sino una construcción inédita de la historia del sujeto que se abre a una nueva posibilidad del ser, en tanto que sujeto de la castración.

 

En el arte psicoanalítico, el acto de « dar un paso al lado » se manifiesta en la sesión, donde la palabra rompe el círculo vicioso de la repetición. A través de la puntuación y la interpretación del analista, el paciente puede reorganizar y comprender una experiencia traumática, lo que facilita la cura.

 

Nuestra materia prima es el lenguaje y la palabra del sujeto, que suelen ser portadores de un mensaje metafórico. El psicoanalista, a través de su interpretación o silencio, suscita en el paciente la apropiación de su experiencia singular y la reconstrucción de los significados.

 

La interpretación en psicoanálisis es un acto creativo que permite al paciente reescribir o « reinventar » su historia, dándole una perspectiva diferente a lo que se dice, a través de la dinámica entre el enunciado, la estructura gramatical y la enunciación. Así, el analista ayuda al paciente a comprender la influencia de su inconsciente en la construcción de su discurso y su historia.

 

Les hablaré de un caso de pasaje al acto, que es una manera para el sujeto de dar cuerpo a un conflicto interior, al mismo tiempo es un concepto central en psicoanálisis.

 

Recibo a un joven de 32 años. Al origen de la consulta esta un brote delirante que le ocurrió hace diez años, desde entonces está bajo tratamiento con Risperdal. Esta situación lo angustia, especialmente porque teme los efectos secundarios del medicamento.

 

Nace de una relación de amor efímera. Su padre, militar, dejó el hogar bajo la presión de los prejuicios sociales. Su madre, abandonada al nacer, creció en una familia de acogida. Posteriormente, reconstruyó su vida con un hombre que él califica de « racista y maltratador », con quien se siente rechazado, considerando que éste señor no le importa en absoluto.

 

Lleva el apellido de este último. Este apellido representa para él una historia familiar dolorosa, pero desea mantenerlo. En cuanto a su madre, abandonada por sus padres, la describe como alguien con una existencia « sin historia ». Su padre biológico volvió a aparecer de manera fugaz cuando él era un adolescente, revelándole que tenía una hermana mayor que, en ese entonces, rechazaba cualquier contacto con él, debido a la ruptura que su nacimiento había provocado en la familia que tenía el padre.

 

El significante “abandono”, que se declina en francés en don, dado, de nada, donado al nacer se manifiesta de manera recurrente en su discurso.

 

Durante su análisis, relata un suceso ocurrido durante unas vacaciones en el extranjero, en la familia de su pareja. En una reunión con amigos de la infancia de su prometida, se vio afectado por un intenso ataque de ansiedad, sintiéndose abandonado y burlado por ellos. Desestabilizado, se fue del lugar precipitadamente, dirigiéndose sin un objetivo preciso, hasta encontrarse en una autopista, donde consideró lanzarse bajo las ruedas de un carro. Sin embargo, fue protegido por una defensa neurótica que le impidió pasar al acto: el pensamiento de que podría causar daño a inocentes.

 

Este evento ha cristalizado dos significantes esenciales: el abandono y la « feminización » de los sujetos de lengua extranjera. Al explorar estos temas a través de los intersticios significantes de las letras y el lenguaje, sugerí al paciente que el « don » de su sentimiento de abandono podría estar relacionado con un movimiento de desvalorización de sí mismo. El paciente menciona un sentimiento de abandono desde su nacimiento y una búsqueda por ser inmortalizado a través de un gesto extremo. Esta dinámica está particularmente relacionada con recuerdos traumáticos vinculados a un padre ausente, dimisionario y carente de virilidad para asumir su función paternal y a una madre abandonada. Sin embargo, este paciente demuestra otro « don » que no es nada : el de la escritura.

 

Este significante de abandono, surgido durante su estancia en el extranjero, le hizo experimentar nuevamente el sentimiento de ser abandonado, esta vez por su compañera, mientras se encontraba perdido en un entorno cultural y lingüístico que le era ajeno. Su relato de este incidente permitió introducir la idea de que « los sujetos de lengua extraña erran » – una forma de conceptualizar su sensación de estar desorientado, de no estar en su lugar, de no dominar los códigos y los significados.

 

Al llegar, inicialmente en consulta, el paciente se sentía profundamente frustrado y fracasado. No dejaba de compararse con los demás. Creía que lo hacía todo, pero en realidad, se ahogaba para avanzar en su vida de pareja y en su vida profesional. La vida parecía escapársele de las manos, dejándolo incapaz de tomarse tiempo para sí mismo. Desde hacía 3 años, no lograba sentarse a escribir ni una letra y manifestaba tener grandes dificultades para resolver los problemas de la vida cotidiana. Se describía atrapado en una dinámica cronofagia, donde nunca había suficiente tiempo para hacer lo que quería. La vida lo abandonaba.

 

Fue a partir de esta dinámica que el análisis tomó su rumbo, al poner en evidencia esos significantes. Gradualmente, tomó conciencia de que él mismo era quien se abandonaba. Esta toma de conciencia lo movilizo a hacer un acto significativo: firmó un nuevo contrato con su editor para su próximo libro y reactivó el plan para la producción de otro, que está en curso.

 

En el arte psicoanalítico, este pasaje al acto es una oportunidad para reencontrarse frente al sufrimiento insoportable del Real. El paciente puede « jugar » con su inconsciente, ponerlo en escena a través de actos Imaginarios y Simbólicos. Este proceso es similar a la performancia artística, donde el individuo involucra su cuerpo y su vivencia, haciendo de sí mismo una obra. El arte psicoanalítico se convierte así en un espacio de performancia simbólica, un terreno donde el inconsciente del parlêtre se revela, se expresa y se recompone de manera original.

 

El significante: ACTO, tal como se descompone a través de sus letras, es una Acción Analítica relativa a la Castración, una elección sobre la Topología en el Tiempo, y un compromiso transferencial con el vacío del gran Otro. Cada letra del significante « ACTO » nos habla de la implicación humana en un mundo que puede reorientar el curso de su existencia.

 

Para concluir, el acto psicoanalítico es un proceso vivo y creativo, que une íntimamente al sujeto con su historia reprimida. A través del arte psicoanalítico, las angustias y los fantasmas encuentran una expresión, la palabra se convierte en acto, y el paciente puede, mediante este proceso, hacer « reflorecer » su historia.

 

Los nudos entre el Arte, el Acto y el Hacer en psicoanálisis son múltiples afín de catalizar un nuevo deseo : la escansión del discurso, la puntuación: corte en lo vivido o en la letra, sobre los equívocos y actos fallidos: el lapsus, el olvido, la fascinación, el acto de repetición, la ocurrencia, la lectura de los jeroglíficos de los sueños. Es en estos nudos, en los intersticios del juego de los significantes y a través de estos actos, donde se lleva a cabo una cura. La polisemia y la polifonía dan acceso a las significaciones contradictorias del sujeto. Finalmente, el despertar del sujeto por la interpretación o el silencio, apoyándose en la literalidad y renunciando al sentido que evoca en nosotros.

 

Al fin y al cabo, el psicoanálisis muestra cómo el acto psicoanalítico, lejos de ser un simple acto terapéutico, es un verdadero proceso de creación, una puesta en escena de lo vivo donde el arte del análisis se convierte en un acto de Hacer, para el analizante, de no ceder en su deseo. Es cierto que existe una dinámica causal en la que el acto psicoanalítico crea bordes en la búsqueda del analizante del objeto del deseo, una búsqueda marcada para siempre por la imposibilidad de aprehender este objeto en su totalidad.