Doble N-Doble odio[1]
Si yo hubiese intervenido en el momento del último Seminario, cuya excelente celebración la debemos a Angela, a Claude, a Jean-Jacques, a Étienne y a nuestros otros amigos, habría hecho notar que un papá es, en primer lugar, una doble negación. La primera se sirve del no que el real opone, la segunda dice no a esta oposición. Esta operación ofrece su propiedad al significante que hace del no, opuesto por el real al Uno que el significante constituye, la condición del deseo. Éste no exige, entonces, ninguna extralimitación puesto que, gracias a papá, está prescrito. De lo proscrito a lo prescrito, he ahí el espacio de la neurosis. Tanto así que la neurosis patalea ante la imposibilidad de la relación-sexual, no solamente porque esa relación sólo propondrá un semblante, sino porque será algo de semblante de… falo, guardián del deseo, el falo es también el único objeto en el Otro ofrecido, en esa dialéctica, a la satisfacción.
En otras palabras, no hay goce ofrecido sino por Dios, sublime o sexuado, cuando el goce toma como objeto a una representante, a una mujer pues, pero, como se ve, goce fundamentalmente homosexuado. Si el hombre es un estrago para una mujer es porque él espera que ella sea Una, por lo tanto, toda, como él. Y como ella sólo pide satisfacerlo, inventará el feminismo, o sea, pertenecer a un grupo en el que, en espejo como el de los hombres, ella es en efecto toda, dejándoles la dicha de juguetear entre sí, entre amigotes. Ya no queda más que bendecir la segregación de los sexos. Gracias por su atención.
Charles Melman
P.D. Que no se inquieten por mi salud. Le debo a un lapsus de calendario el haber estado bajo el sol
Traducción de Iris Sanchez