Evidentemente, el psicoanalista está más bien desarmado ante la promoción contemporánea del sentido y de la reivindicación. ¿Qué responder a este imperio del Uno, puesto que es de eso de lo que se trata, y que crea nuestra psicopatía más común?
Sólo puede oponer a este imperio la dé-sens -por qué no escribirlo en femenino- a lo que lo consagra su práctica. Ésta compromete al sujeto a situar al Uno entre:
El modo operativo de la práctica se denomina aquí la transferencia. Es necesario pasar por ahí para dividir un poco nuestra relación con el Uno: con efectos de sentido, por ejemplo, muy diferentes al sentido uniano**, y con lo cual Lacan no cesa de jugar en su seminario.
Pero precisamente, es la transferencia en sí misma lo que hoy en día produce escándalo: en fin, ¿es ese indecente no?
Una razón más para pronto volverlo a poner en oficio en la asociación.
¡Feliz verano!
Stéphane Thibierge
Presidente
Por el Buró de la A.L.I.
*N.d.T.: Dé-sens en francés, es un significante lacaniano que se traduce al español a veces como “sin sentido”, y otros literalmente como “desentido”. Es necesario resaltar aquí el juego homofónico en francés entre dé-sens y décence (decencia) que el autor pone de relieve en su texto.
**N.d.T.: A no confundir con el rasgo unario del significante, como pura diferencia, como marca de la operación del registro Simbólico; lo “uniano” está del lado de la unión, de la unicidad, operación imaginaria que pretende, diluir, borrar la diferencia, la división entre uno y otro significante.